Retirados, no desactivados

La jubilación es una preocupación para los hombres, y más si se sienten con capacidad para seguir trabajando y sentirse útiles.

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Una de las etapas de la vida que más preocupa a todo ser humano, sobre todo a los hombres, es la jubilación, ya sea por llegar a la edad límite que marca la ley o porque las facultades han mermado y el adiós es necesario y hasta obligatorio.

Esta condición impacta más a quienes ocupan puestos directivos o, en el caso de la milicia, a quienes ejercen el mando, porque duele perder esa facultad, y más aún si se tiene capacidad para seguir trabajando y sentirse útiles.

De ahí que muchos opten por prolongar su vida laboral. Unos porque aún están en condiciones de dar golpe, y otros porque la pensión se diluye en un par de años con la inflación y el aumento de los gastos. Sin embargo, muchos no encuentran espacios para seguir activos.  

Por eso, el anuncio de que un banco dará empleo a militares discapacitados es una buena noticia. Hay que destacar que en esto influyó la Federación de Militares Retirados (Femirac) “Francisco J. Múgica”, que ha reconocido la preocupación del Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas Mexicanas (Issfam) por atender las demandas de ese sector.

Ya se había tardado el Issfam en concretar acuerdos para abrir plazas a militares retirados -discapacitados o no- que quieren y requieren de un ingreso extra.

Por supuesto, no hablamos de jefes, generales y almirantes que se retiran con buenas prestaciones y que sin embargo encuentran quehacer en el ámbito civil, un ejemplo son los muchos militares al mando de cuerpos de seguridad pública.

Por otra parte, es incuestionable que muchas empresas civiles le apuestan a quienes han pasado por los cuarteles porque saben que en este personal tienen garantizadas preparación, disciplina, responsabilidad y disponibilidad. 

Esas y otras cualidades debe ponderarlas el Issfam para amarrar más acuerdos a favor de quienes están en retiro pero no desactivados.

Anexo 1

El pasado primero de julio, 11 almirantes de la Armada de México pasaron a situación de retiro después de más de cuatro décadas en la institución.

“Cómo pasa el tiempo”, me dije al leer los nombres de los ahora retirados, al descubrir entre ellos el del contralmirante Salvador Jiménez Miranda, a quien conocí en el ya lejano 1973, a bordo del Guardacostas "Ignacio L. Vallarta", en Acapulco, Guerrero.

Él era un recién egresado de la Heroica Escuela Naval e iniciaba sus prácticas como Guardiamarina. Obtendría después su título como Ingeniero Mecánico Naval; yo, un grumete recién ascendido a Marinero y ése era mi primer barco.

Recuerdo a Jiménez Miranda como un joven oficial de buen trato, amable, que convivía con la marinería e hizo muchas amistades durante su prolongada travesía en buques y dependencias de nuestra Marina. Lo volví a saludar a medidados de los 90, ambos en comisiones distintas en la ciudad de México, su trato y deferencia para un servidor siempre fue igual. 

Entre sus múltiples comisiones destaca el haber sido comandante del buque velero “Cuauhtémoc”, y finalizó su trayectoria al frente del Sector Naval de Isla Socorro, Colima.

Desde aquí, mis mejores deseos de que soplen buenos vientos y buena mar para él y su respetable familia, D.S.E.

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