Un reto de la comunicación

El cambio climático posee una serie de cualidades que lo convierten en un objeto complejo.

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Hoy compartiré con usted algunas cuestiones de fondo sobre la naturaleza del cambio climático como objeto de comunicación, tratando de identificar los principales obstáculos para su transmisión social.

El cambio climático, como problema ambiental de índole global, posee una serie de cualidades que lo convierten en un objeto consustancialmente complejo, tanto desde el punto de vista científico como desde el punto de vista de su encaje social y político.

La ciencia sólo ha podido constatar su existencia y profundizar en su conocimiento a partir de un trabajo multidisciplinario de recolección, análisis e interpretación de evidencias directas e indirectas, en un proceso sometido a permanente debate, negociación y controversia dentro de la comunidad científica y en los espacios de relación y comunicación que se establecen entre ésta y otros agentes sociales y políticos.

Los científicos son cada vez más unánimes al señalar el factor humano como la principal causa de los cambios en el clima durante los últimos siglos y, especialmente, en las tres últimas décadas. La interferencia humana en el clima se atribuye al incremento progresivo de las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera, fruto, principalmente, de la quema de combustibles fósiles y de los cambios en los usos del suelo. 

Los informes periódicos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) son considerados, a este respecto, como la principal fuente científica de referencia, dado el amplio grado de consenso que guía su elaboración y la independencia que caracteriza a los responsables de su preparación con respecto a quienes puedan tener la intención de condicionar el diagnóstico en función de sus intereses particulares.

La complejidad se expresa también en el terreno socio-económico y político. La necesidad de tomar decisiones al respecto, y de hacerlo con la profundidad y la urgencia que el problema requiere, choca con un modelo energético –y, por extensión, socioeconómico- sustentado sobre las fuentes fósiles de energía, que sirve de soporte indispensable a nuestros estilos de vida y a nuestros modos de producción y consumo. 

Es imposible concebir y aplicar políticas para evitar o siquiera mitigar los efectos del cambio climático sin tocar aspectos centrales del modelo económico vigente y del cosmos social y cultural a él vinculado.

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