El reto en las vacaciones

Los días de asueto muchas veces se convierten en verdaderos tiempos de conflicto y estrés colectivo. Aquí algunas observaciones que respaldan mi aseveración.

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Ya estamos en la segunda quincena de junio y para algunos ha terminado el ciclo escolar, otros están presentando exámenes o se encontrarán cumpliendo el plan académico. Lo que es una realidad es que pronto llegarán las vacaciones, pudiéndose analizar este tiempo desde varias facetas. 

Esos días se vislumbran mágicos, llenos de placer, felicidad y alegría, pero la realidad dista mucho de los estereotipos que se le adjudican. Las vacaciones muchas veces  se convierten en verdaderos tiempos de conflicto y estrés colectivo. Por todo ello me permito realizar algunas observaciones que respaldan mi aseveración.

¿Por qué la ansiedad se incrementa? Entre los principales motivos tenemos que durante el año las rutinas de adultos, niños, jóvenes y hasta los abuelos sostienen a la familia como una red de soporte, modulan tiempos y frecuencia de encuentros. En el verano estas rutinas desaparecen, aumentando el horario libre, lo que nos genera angustias. 

El verano y las vacaciones son más exigentes para la convivencia, plantean períodos extensos de estar juntos, favoreciendo, entre muchos aspectos, la aparición de desavenencias entre parejas, que durante el año pueden estar encubiertas -motivado por largas jornadas laborales- y potencialmente tienden a manifestarse.

De igual manera la inseguridad y complejos inducidos por modelos transculturales incrementan los “traumas” ligados al cuerpo, ante la necesidad de  descubrirse y usar  traje de baño. Inclusive, hay personas que prefieren no salir de vacaciones para no tener que exponerse a la mordaz crítica de sus semejantes. Sin duda, el sobrepeso es factor destacado y motivo de morbosas comparaciones.

No tener actividades escolares  debería ser incentivo para cultivar alguna habilidad o simplemente apoyar en labores de la casa o utilizar algunas horas para adquirir recursos, que, más allá del dinero, nos van templando y formando. Destaco que, afortunadamente, estos ejemplos van “in crescendo” en pleno siglo XXI, cual ejemplo positivo de culturas allende fronteras.

Otro evento que produce tensión y que poco vemos en el año es la negociación tensa por los límites y horarios de sueño y salidas nocturnas. Más de alguno se habrá identificado con este escenario de placer y conflicto. El que surjan los problemas es parte de las modificaciones en la dinámica, por eso conviene adelantarse a potenciales adversidades y platicarlas antes de que nos alcancen. Con inteligencia, amor y capacidad negociadora, sin duda llegarás a casa con resultados a favor y cuerpo relajado para reincorporarte a la “rutina”.

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