Sin afán de hacer la labor de ventas a la industria audiovisual y electrónica, en esta ocasión (a sugerencia de un lector) quiero hablar de la “revolución digital” que ha arrancado en el país con el “apagón analógico”, entendiendo aquélla como una transformación radical y profunda  de hacer las cosas en diversas industrias.

El primer punto que quiero destacar (y creo el principal)  es que la televisión digital habilita la “comunicación” entre el consumidor (receptor) y el productor de contenidos (emisor), siendo que siempre se ha criticado el sistema unidireccional de la televisión (que poco escucha al televidente), y esto abre la puerta para crear aplicaciones interactivas. Lo anterior dará el poder a las personas de decidir qué, cuándo y cómo es lo que quieren ver.

Debemos pensar que aunque supone más trabajo para los productores, quienes tendrán que encargarse de no perder audiencias, abre también un gran mercado de competencia y oportunidades, en el sentido de que habrá nuevos servicios adicionales, como la alta definición (HD), publicidad, videojuegos, música, etc., pudiendo generar mayor fidelidad de los consumidores.

Respecto a la industria electrónica, debido a la tecnología ya tenemos televisores digitales que consumen menos energía (LED y LCD) y que se venden con mayor facilidad, y cada vez estarán mejor dotados de programas y sistemas operativos como Android. Cabe destacar que el “apagón analógico” también permite la recepción de televisión en dispositivos móviles como los celulares, tabletas y laptops.

Como destacó en días pasados MILENIO NOVEDADES, uno de los retos de la “revolución digital” será la inclusión ciudadana, debido a las condiciones socioeconómicas que imperan no sólo en nuestro país, incluido Yucatán, sino en toda Latinoamérica.

Tendremos que esperar un poco, pero confiamos en vivir el proceso de  transformación de las industrias.