Roma

Mar y ambar.Bella, esplendorosa y monumental, se irguió la grandeza de su imperio...

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Mar y ambar.Bella, esplendorosa y monumental, se irguió la grandeza de su imperio, con el basto poder de conquista de los ejércitos Germánicos. En el siglo IX, aquel pueblo que vio en el horizonte, frente al verdor jade de sus ojos, el azul cielo del mar y la piel canela de la belleza femenina, le atribuyó al mundo la maternidad de la jurisprudencia y la unión política convertida en el senado republicano. Roma fue la caridad del amor en la presencia de Jesús el Nazareno, el primer líder social de la vida terrena. El símbolo de la inquietud de las ideas llevadas a la reflexión y buen juicio. 

Ella se bastó sola, resistiéndose a morir del todo a pesar de la vida adversa de un pueblo agitado entre patricios y plebeyos, entre guerreros y legisladores, entre pensadores y comerciantes. La cúspide que alcanzó, fue tan grande como su propia caída. Roma a pesar de su grandeza, vivió esclava, falta de libertad de su propia familia imperial.

El poder mal administrado, que corrompe todo a su paso hizo delirar a los gobernantes y echarse en su contra a su pueblo, antes orgulloso y admirador de los grandes cesares, de aquel primer imperio que inauguraba la humanidad. Fundada por Rómulo y Remo, quienes sobrevivieron gracias a que fueron amamantados por una loba, trazaron su esplendor y le dieron vida a la historia de aquella que sería “la madre del derecho”.

Roma llegó a conformar ejércitos de disciplinados en el arte, del triunfo de las primeras guerras. Desarrolló la primera fuerza naval de acorazados indómitos ante la furia del propio mar y sobretodo de sus enemigos. Así alcanzó su poder. Heredaron la fuerza del pensamiento Griego. Crearon a su indómito Dios Júpiter y fueron –también- la cuna del cristianismo. Basaron su gigantesca figura bajo las espaldas de un evidente esclavismo y territorialmente su enorme grandeza, creció, que hasta la fecha existe un dicho popular que la describe: “todos los caminos llevan a Roma”.

En las artes y la cultura su artesanía no tuvo límites y prohijaron en abundancia el teatro en la comedia, la tragedia y la farsa. La historia romana, sirvió de análisis en la primera parte de “El príncipe” de Nicolás Maquiavelo, en el equilibrio en las fuerzas del poder. “Buscar el bien general y que el fin justifique los medios”. Pero la decadencia romana comenzó en el abuso al poder.

Tales como el del emperador Calígula dándole el titulo de cónsul a su caballo preferido. Al ser tan grande su territorio, los pueblos mas lejanos  comenzaron resistirse pagar impuestos y por último Nerón le prendió fuego a la consistorial del palacio gobernante, mientras se deleitaba en las cuitas melodiosas de su lira. Esta historia nos enseña, que en la medida que la grandeza aumenta, en esa medida su decadencia alcanza. Solo el amor libre, sin ataduras, sin cadenas nos lleva a la libertad que es más sencilla, de lo que nosotros creemos. Mar y ámbar fueron el mismo elemento del recuerdo inmortal de la antigua. Roma.

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