Salarios cantados

Existen salarios en nómina y salarios de palabra, y en los pasillos del Ayuntamiento de Benito Juárez se puede encontrar ambos tipos.

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Existen salarios en nómina y salarios de palabra, y en los pasillos del Ayuntamiento de Benito Juárez se puede encontrar ambos tipos.

Entre el gremio periodístico existe un dicho: “si se está… pobre, es por honesto”, es así como mientras algunos estiramos el sueldo y contamos cada moneda para comprobar que no nos faltan algunos centavos para pagar la renta, el transporte, la comida y hasta un helado en familia para el día de descanso, otros “periodistas”, “empleados” y uno que otro “opinador”, viven tranquilos, sin la ansiedad de que la quincena llegue.

Están los que menos trabajan y más ganan, los denominados “aviadores”, aquellos que ostentan puestos en gobierno o alguna empresa pero que son desconocidos para todos, pues nunca han visitado la oficina pero sí el cajero automático cada quincena.

 

De hecho, la actual administración municipal lidió con los “aviadores. En su momento apuntó la oficial mayor del Ayuntamiento, Gabriela Rodríguez Gálvez, que se inició la administración con una nómina de cinco mil 800 trabajadores, donde no necesariamente todos se desarrollaban en el área que les correspondía. Tras el saneamiento laboral, un aproximado de 400 personas renunciaron de forma repentina, e incluso la oficial mayor declaró que “los llamados aviadores detectados son los que más problemas han generado, pues es difícil dar un número de cuantos existen ya que cada día se llegan a encontrar un caso de estas personas que cobran un sueldo sin trabajar”.

Parecidos pero no iguales, son los denominados “pasquineros”. Cobran y aunque no “trabajan”, invierten tiempo y esfuerzo en mantener su fuente de ingresos. Estos son “empresarios”, son “emprendedores”, que ingenian un nombre espectacular como “Satélite”, “El Reportero” o “El Periodista”. Ese tipo de títulos que uno tarda años en pensar dada su originalidad, y así, sin más, con un tiraje de 50 copias, ya son dueños de su propia “revista periodística”.

Con su “revista” en mano, visitan a funcionarios prometiendo un espacio donde todo lo que se escriba será “miel sobre hojuelas”, esto si, a cambio de unos cuantos pesos,  como “apoyo”, para mantener la publicación. En el caso de que estos “apoyos” desaparezcan, las palabras de elogios cambian por notas de corte amarillo, denostando, incluso sin pruebas, la labor de los funcionarios, claro, recordando que hay toda clase de directivos, los honestos y los no tanto.

Ya por último están aquellos que laboran para alguna empresa informativa establecida, recibiendo un sueldo quincenal o decenal fijo, el cual aumenta sólo si se demuestra la calidad y el esfuerzo necesario para ganarlo.

Con todo lo anterior, tal parece que muchas veces, el sueldo no va acorde a las aptitudes.

Lo peor es que algunos taxistas están cobrando un peso adicional a la  tarifa, abuso persistente reportado por algunos pasajeros, sin que la autoridad correspondiente se atreva a meterlos en cintura, solapando este tipo de conductas inmorales.

Por principio de cuentas, evitar los abusos con el cobro a los pasajeros es un paso elemental, a fin de evitar males mayores provocados por trabajadores del volante carentes de escrúpulos, quienes manchan un oficio tan intenso y vital en todo centro de población, lesionando más la maltrecha economía de nuestra zona sur.

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