Salud integral

Aprender sobre nutrición es un acto de amor hacia nosotros mismos. Tomar consciencia de qué comemos y observar lo que nos da salud y energía es importante.

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Para estar sanos integralmente hay que equilibrar cuerpo, mente, emociones y espíritu.- Louise L. Hay, escritora      

Hay que permitirnos aceptar el BIEN, pues fuimos creados para elegir de “lo bueno lo mejor” y nunca de “los males, el menor” que, por cierto, es un mal. La pregunta clave es: ¿qué tanto esfuerzo estoy dispuest@ a hacer para mejorar o cambiar mi vida y convertirla en la vida que deseo?.

Nuestro cuerpo es “la casa” en la que vivimos por un tiempo; siempre queremos que nuestra casa luzca linda, acogedora y funcional, por eso la cuidamos y le damos mantenimiento. No cuidamos sólo la fachada sino también el interior;  le damos tratamientos preventivos a lo externo y lo interno como tuberías, red eléctrica, etc. Sin embargo, de un tiempo a esta parte hay noticias alarmantes acerca del sobrepeso y obesidad que conllevan enfermedades crónicas en la población mexicana. Claro está que no podemos vivir sin alimento, que actúa como combustible para nuestro organismo y ayuda a crear nuevas células. Es urgente conocer lo básico de una buena nutrición para no ingerir comida “chatarra”.  

Las grandes empresas de alimentos, con su publicidad, influyen en los hábitos alimenticios. Aprender sobre nutrición es un acto de amor hacia nosotros mismos. Tomar consciencia de qué comemos y observar lo que nos da salud y energía es importante. Podemos consultar con un nutriólogo que nos guíe y enseñe a alimentarnos inteligentemente teniendo presente que lo que es adecuado para una persona no necesariamente lo es para otra, pues tenemos necesidades diferentes. Crear una actitud mental positiva, practicar un ejercicio que disfrutemos y que nos resulte divertido; hacerlo con constancia, no sólo el fin de semana, es imprescindible. 

Para gozar de salud integral hay que eliminar los llamados “nudos emocionales” que nos enferman. Los ocasionan, principalmente, emociones reprimidas como la ira y sus diferentes manifestaciones. Podemos trabajar el perdón a nosotros mismos y a otros y también aprender a canalizar corajes, disgustos y resentimientos. Repetir afirmaciones positivas al ejercitarnos, como: “Yo me amo, soy valios@, soy saludable”, es una buena manera de reprogramar conceptos negativos; comprobaremos cómo mejoran el cuerpo y su funcionamiento; se eliminan dolores, molestias e incluso enfermedades. 
Atendamos conscientemente lo que nuestro ser -cuerpo, mente, emociones y espíritu- nos pide a gritos.

¡Hagámosle caso!  ¡Ánimo! hay que aprender a vivir.

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