Se desmorona el PRI en el estado

Con varios gobernadores corruptos a cuestas, no se nota el cambio que busca promover el PRI, más después de analizar lo que pasó en las pasadas elecciones...

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Con varios gobernadores corruptos a cuestas, no se nota el cambio que busca promover el PRI, más después de analizar lo que pasó en las pasadas elecciones, que en el caso de Quintana Roo fueron totalmente desastrosas. Como dijo el gran Muhammad Ali, una batalla no se gana arriba del ring, el día de la pelea, sino que se gana mucho tiempo antes, al entrenar, al salir a correr en las madrugadas, con esfuerzo, con tiempo, y se gana con planeación y estrategia. 

Lo anterior fue parte de lo que no se hizo desde la dirigencia tricolor en las pasadas elecciones donde su líder estatal Raymundo King De La Rosa mostró confianza en que volverían a envolver a la gente con promesas falsas y con ello mantener el poder. Sin embargo el tiro le salió por la culata y hoy en día miles de priistas han estadio alzando la voz para que su dirigencia estatal encabezada por el también diputado local sea renovada de manera inmediata, ya que de lo contrario corren el riesgo de que los resultados electorales para 2018 sean mucho más destrozos que los del año pasado además de la desbandada de políticos de altura que ya han pedido a la cúpula nacional priista la destitución de su líder estatal. 

Lo más sano seria que Raymundo King renunciara a su cargo, tal y como lo hizo en su momento Manlio Fabio Beltrones cuando reconoció que el trabajo realizado a nivel nacional no fue favorable y era mejor darle un nuevo giro al PRI para comenzar desde cero. Hoy vemos con personajes de la política estatal y con amplia experiencia como Eduardo Ovando Martínez renuncian a su partido ante la “cerrazón” que existe de parte de la dirigencia nacional para que Raymundo King continúe al frente del PRI.

Ovando Martínez quieran o no representa una real fuerza política que ha sido desperdiciada; su redes aglutinan a miles de quintanarroenses que se sumarán al proyecto que su líder abandere. Lo cierto es que actualmente el PRI no es realmente un partido, y mucho menos es un instituto democrático. Ha sido una maquinaria electoral, ahora oxidada y con muchas piezas rotas, que no responden a un cerebro central como lo hicieron antes, durante décadas. 

La tan cacareada limpia priista que viene presumiendo el peñista Enrique Ochoa, como líder nacional de ese partido, se cayó a pedazos en el estado con la ratificación de King de La Rosa. Luego de los resultados del pasado 5 de junio, favorables al PAN, y tras la salida de Manlio Fabio Beltrones como líder nacional del PRI, quedó sepultado un referente del poder formado en la vieja escuela, pero antagónico en la geometría política a Peña Nieto, y con ello la esperanza de resurrección del PRI, en la mente de muchos priistas. 

Si el PRI va de verdad tras sus corruptos gobernadores, estamos ante un monstruo que se devora a sí mismo, que se autodestruye. Y si es sólo otra simulación, como siempre, Ochoa  Reza va a quedar como un falso profeta más, como alguien que no tiene palabra, y no podrá legitimarse ante los electores. 

Ya son más de cinco meses que han pasado desde que el PRI perdió la elección local, la gubernatura, la presidencia municipal de la capital, el Congreso del estado y un buen número de ayuntamientos, y ante esa derrota estrepitosa los priistas no han tenido la menor duda de que debe haber un cambio en la dirigencia para que, obvio, ponga en marcha la maquinaria para las próximas elecciones. Sin embargo, Raymundo King, en más de una ocasión, hasta recomendó a los priistas que leyeran los estatutos ya que según él la forma en que fue electo  es para cumplir un periodo y no porque perdió unas elecciones tiene que abandonar el barco. 

 Y es que a partir de que perdieron la elección local,  un buen número de priistas hicieron ruido, de que hay necesidad de retomar el trabajo, de cohesionar al partido, más de uno se ofreció, se declaró listo, para asumir la dirigencia estatal e iniciar los trabajos de reconstrucción partidista. Pero al paso de los días, las semanas y hasta de los meses, al ver que su partido no los atiende, de plano, creo que ya hasta se olvidaron de que fueron derrotados en toda la línea en la elección anterior. 

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