¿Se puede algo con la CNTE?

Se ha convertido en una agrupación que no tiene nada que ver con la educación o el magisterio.

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El desalojo de los “maestros” disidentes de la carretera México-Acapulco tiene muchas lecturas en pasado, presente y futuro; así como una muestra y radiografía de los distintos gobiernos que padecen y administran a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.

Nacida con el legítimo derecho de oponerse al charrismo magisterial de Carlos Jonguitud Barrios, primero, y de Elba Esther Gordillo, después, la CNTE se desvirtuó hasta convertirse en un grupo corporativo que se ha dedicado durante décadas a sacar raja a su capacidad de movilización u desestabilización.

Hay hoy un ex gobernador de Oaxaca revivido por el presidente Enrique Peña Nieto como secretario del Pacto por México que sabe, sin duda, de la inaceptable relación que se construyó entre los gobiernos estatales y la disidencia magisterial.

El exmandatario oaxaqueño José Murat fue protagonista y promotor del millonario chantaje que la CNTE impone a ese estado para graduarse y no tomar las calles bajo cualquier pretexto con el fin de sacar dinero u posiciones políticas del gobierno de Oaxaca. En su momento su sucesor, Ulises Ruiz, intentó romper con ese círculo de chantaje y corrupción, pero lo pagó con meses de plantón en el centro de la ciudad de Oaxaca, que llevaron al borde del colapso a ese estado.

En sentido estricto, la CNTE se ha convertido en una agrupación que no tiene nada que ver con la educación o el magisterio, pero que en Oaxaca, Guerrero, Michoacán y Chiapas representan un grupo de presión con capacidad para desestabilizar la vida pública en esos estados. Y los gobiernos de esas entidades no tienen la fuerza para desactivarla.

Es por eso que adquiere valor estratégico la acción de la Policía Federal al desalojar a los “maestros” de la Autopista del Sol, porque el principal incentivo de la CNTE durante años ha sido la impunidad con la que se han conducido ante la complacencia, negligencia, temor, incapacidad o desidia de los gobierno estatales.

Ahora lo importante es saber lo que sigue, porque de nada servirá este acto de autoridad si no tiene como fin último llevar a la CNTE a conducirse dentro de los límites de la legalidad para que dejen de funcionar como un poder superior que es capaz de desafiar al Estado mexicano en la aplicación de la reforma educativa.

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