Septiembre, mes patrio y de los Derechos Humanos

Hemos avanzado mucho, pero hay que reconocer que nos falta más trabajo para hacer realidad el respeto a las prerrogativas del ser humano.

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Pienso que en el mes de septiembre los mexicanos, hombres y mujeres, de todas las edades, nos sentimos orgullosos de vivir en una nación libre, sabedores de la gesta heroica que nos hizo nacer como un país independiente en el panorama mundial.

Desde los dos parteaguas en la vida nacional, 1810 y 1910, generaciones de mexicanos y mexicanas han luchado a brazo partido por insertar a nuestro país, entre los más avanzados del mundo, en todos los campos, en lo económico, político y social y ahora tenemos un México, fuerte, que ha hecho de las leyes, propias, y de allende los mares, tratados internacionales, suscritos y ratificados por nuestro país, el campo en donde se dirimen las diferencias naturales que puedan surgir entre hermanos, pero que son reguladas por leyes y reglamentos que nos hemos dado, con entera libertad y con miras a evitar los conflictos violentos que por fortuna hoy por hoy son los menos.

En el campo de los Derechos Humanos, hemos avanzado mucho, pero hay que reconocer que nos falta más trabajo para hacer realidad el respeto a las prerrogativas del ser humano en todos los campos. Esto necesariamente nos trae a la reflexión, dado que en la construcción de un mundo mejor, quienes trabajan por mejorar las prerrogativas de las sociedades de todos los países y en consecuencia en las relaciones internacionales, se conmemoran diferentes fechas para hacer énfasis en los derechos de la humanidad que todavía no son plenos y que precisan de un esfuerzo mayor para evitar la vulneración de los mismos.

Y para muestra no un botón, sino un pequeño ramillete de las tareas pendientes: Mañana, día 16, al celebrar nuestra independencia nacional, en el mundo se conmemora el Día Internacional de la Capa de Ozono, la que nos protege de los rayos solares, que sin el escudo de esa capa serían mortales para la vida como la conocemos ahora en la tierra.

El 21 de este mes es el Día Internacional de la Paz, la que ahora se ve seriamente amenazada en la faz de la tierra, por los conflictos internacionales, de todos conocidos. En la última semana de nuestro Mes Patrio se conmemora el Día Marítimo mundial, cuando nuestros mares están cada vez más en peligro por la contaminación de las aguas.

Asimismo la Organización de las Naciones Unidas, además de las efemérides establecidas en cada uno de los meses restantes del año, ha declarado los decenios internacionales siguientes: 2005-2014: Segundo Decenio Internacional de los Pueblos Indígenas del Mundo, creo que huelgan los comentarios, para recordar que los pueblos indígenas forman parte de los grupos en situación de vulnerabilidad en cuanto a sus Derechos Humanos. 

También estamos transitando por el Decenio Internacional para el Desarrollo Sostenible, ese desarrollo al cual tenemos derecho, pero sin destruir nuestro entorno, como ha sucedido con la capa de ozono o en regiones, en donde han desaparecido ejemplares de la flora y la fauna, a causa de las acciones irrazonables de algunos sectores de las poblaciones nacionales e internacionales. Finalmente diré que también transitamos por el Decenio Internacional para la Acción “El Agua, Fuente de Vida”.

De los decenios pasamos a los años internacionales, como este 2013 que es el Año Internacional en la Esfera del Agua, ese vital líquido que cada día escasea más en el mundo y sin la cual todos los seres vivos están amenazados de extinción. 

En contrapartida también el 2013 está nombrado como el Año Internacional de la Quinua, un vegetal, considerado un pseudocereal, no es gramínea, originario de los países andinos, de la familia de las amarantáceas, ampliamente reconocido por sus amplias capacidades nutricionales y de adaptabilidad, mismas que hacen de la quinua una esperanza en la lucha contra el hambre y la desnutrición. El año venidero ha sido seleccionado como el Año Internacional de la Agricultura Familiar. 

La importancia de esta conmemoración estriba en que cada día los campos padecen mayor abandono pues nuestros pobladores del medio rural emigran hacia las ciudades en busca del espejismo del progreso rápido, fácil, haciendo más difícil el abasto de alimentos para las urbes.

No es mi afán dar una visión pesimista, no, espero que todas y todos los mexicanos sigamos sintiéndonos orgullosos de nuestra patria, de nuestra historia, sin olvidarnos que debemos de intensificar nuestros esfuerzos para hacer de las prerrogativas del ser humano la base del progreso y la convivencia pacífica entre hermanos y entre pueblos que sabrán dirimir sus diferencias con alteza de miras.

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