Nació en Tokio, en 1964; estudió literatura en la Universidad de Nihon; escribe novela y relato; su obra ha recibido varios premios.

El libro que hoy leemos, de su autoría, lleva por título Recuerdos de un callejón sin salida; título que me parece tan hermoso como las flores que le acompañan en la portada.

La obra es un conjunto de cinco relatos, cuyos títulos son: La casa de los fantasmas; ¡Mamáaa!; La luz que hay dentro de las personas; La felicidad de Tomo-chan; Recuerdos de un callejón sin salida.

El texto, editado por Tusquets, e impreso en la Ciudad de México en abril de este 2014, nos deja ver la sonriente imagen de una mujer en el lomo del libro.

En la contraportada se nos anuncia que cinco personajes, desde la experiencia del dolor, reflexionan sobre el sentido de la vida. La obra nos presenta en sus últimas páginas una breve sección denominada Epílogo; sección de la que quiero compartir contigo algunos fragmentos:

“…he escrito estos relatos con una pregunta en mente… Por qué ahora me da por escribir sobre cosas tristes…”.

“…pese a que no relato nada que me haya sucedido… de algún modo son los cuentos más autobiográficos que he escrito…”.
“Les pido disculpas, pero creo que esa tristeza…era…necesaria…las lágrimas…me ayudaron a limpiar…la pena que se acumulaba en…mi corazón. Espero que a ustedes les haya sucedido lo mismo”.

“…es mi obra preferida de todas las que he escrito…hace que me sienta orgullosa de dedicarme a esta profesión”.

El revelador Epílogo del que hemos leído algunas partes va firmado por la autora del conjunto de relatos: Banana Yoshimoto.
Una invitación lectora a experimentar la tristeza como sinónimo de purificación del corazón humano.

Una reivindicación de la trascendencia del oficio del escritor, del alcance de la escritura.