¡Serás juzgado por tu sonrisa!

Dios te va a juzgar por tu sonrisa según la hayas usado para el bien o para el mal, para dar estímulo o desaliento, consuelo o egoísmo, ánimo o destrucción, para sembrar amor o generar odio.

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“Una sonrisa enriquece a quien la recibe, sin empobrecer a quien la otorga”. Qué buena es la frase de Amado Nervo.

¿Pensaste alguna vez que Dios te va a juzgar por tu sonrisa? Esa que nunca ofreciste a tus empleados, sino que con cara amarga les clavaste la mirada, los juzgaste y no los apreciaste, nunca les diste comprensión y apoyo. No le ofreciste a tu sirvienta una sonrisa de agradecimiento, porque no pasó por tu mente ofrecérsela. A ese que vino a cobrarte, o ese vendedor ambulante, que sudando trató de ser amable contigo y tú lo despreciaste.

Se te va a juzgar por aquella sonrisa que jamás ofreciste en tu casa a tu esposa, hijos y familiares, cuando ellos trataban de hacerte sentir bien y manifestarte su amor, y tú con una mueca nunca les diste ese afecto, porque lo tomas como limosna de tu amor. Esa sonrisa que cada día muere en tus labios, pues no sabes sonreírle a la vida y disfrutarla.

Aquella sonrisa que Dios te dio para manifestar su amor a tu prójimo, en ser su boca y sus labios para consolar y reconfortar, pero nunca lo has entendido ni hecho. 

Se te va a castigar por no haberla dado al pordiosero sucio y andrajoso, al enfermo suplicante de tu ayuda y sediento de Dios, por medio de tu persona. 

Se te va a juzgar por aquella sonrisa mortificante que hiciste para ridiculizar al prójimo. La sonrisa socarrona, que pusiste para desvirtuar las buenas intenciones de los demás. Por aquella sonrisa maliciosa con la que hieres a las personas que te son antipáticas; o por tu sonrisa arrogante, con la cual te impones y humillas a tus hermanos sobajándolos y pisando su dignidad de seres humanos.

Y serás juzgado por tu sonrisa hipócrita, con la que tratas de disimular tu falso proceder para envolver a tu prójimo sólo en tu beneficio, usando a las personas para lograr tus fines. 

O la sonrisa forzada que no sale de tu corazón cuando tratas de manipular a todos en tu egoísmo. Esa sonrisa aduladora y calculadora, que por interés pones en tu cara para alabar y complacer a tus superiores, cuando en tu corazón los odias y maldices.

Serás juzgado por tu sonrisa seductora, capaz de cegar y desquiciar al ser más equilibrado, arrastrando al fango y a la deshonra a tu prójimo, buscando tu satisfacción sexual, con actitud maligna y demoníaca para lograr tu egoísmo carnal.

Sí, esa mueca que llevas en la cara y llamas sonrisa, cuando es fingida y sardónica resulta estruendosa al llegar a carcajada, sólo para llamar la atención de los demás y buscar con eso ser el centro de atracción. No has entendido que vales por lo que llevas dentro, que eres vehículo de Dios para dar, promover y manifestar su amor.

Sí hermano, Dios te va a juzgar por tu sonrisa según la hayas usado para el bien o para el mal, para dar estímulo o desaliento, consuelo o egoísmo, ánimo o destrucción, para sembrar amor o generar odio. ¡Dios va a tener en cuenta tu sonrisa!

Bien podemos en este 2014 decir con Amado Nervo: “Hay seres tan cansados en la vida, que ya no pueden otorgar sonrisas. Démosles a ellos una de las nuestras, porque no hay nadie que más las necesite que aquellos que ya no tienen sonrisas que ofrecer.”

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