Seres humanos con capacidad de amar

Todos podemos ser víctimas de ataques personales, pero si somos felices raramente nos afectan.

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Todos podemos ser víctimas de ataques personales. Pero si somos felices raramente nos afectan. En cambio si nos sentimos mal nos volvemos hipersensibles y terminamos aislándonos, un estado que podemos superar reforzando nuestra autoestima y nuestra capacidad de amar a los demás.

Parecerá increíble pero las personas fuertes y felices casi nunca se enojan, no pierden su tiempo ni su energía en pleitos, chismes y corajes. Están centrados en disfrutar su vida ¡Y lo mejor es que los insultos y las salidas de tono de los otros apenas les molestan! 

Pero cuando nos sentimos mal, nos volvemos hipersensibles y paranoicos, protegiéndonos anticipadamente de quien nos podría ofender. Muchas veces el resultado es que acabamos por aislarnos con la idea que la gente nos molesta, enoja o da asco. Por lo tanto, perder esta hipersensibilidad es muy importante.

Para dejar esa hipersensibilidad hay que tratar de no enfadarse ante un insulto, chisme o contrariedad. Es confiar más en la naturaleza humana, comprender que todos los seres humanos somos increíbles cuando nacemos y durante toda nuestra infancia, adolescencia y en la edad adulta, la vida nos va moldeando.

Lo que sucede es que a veces aprendemos a relacionarnos mal: desconfiamos de los demás o estamos ocupados por sentimientos de inferioridad, o simplemente creemos que lo correcto es situarse por encima del otro. Estos adultos agresivos son niños confundidos que no se dan cuenta de que las únicas relaciones que promueven la felicidad son las relaciones amorosas basadas en darse el máximo cariño posible.

Cuando alguien se mete con nosotros frecuentemente lo que nos fastidia es que 'nos dejan abajo', nos menosprecian, nos quitan una cualidad. Cuando nos llaman tontos, inútiles e incapaces...es nuestra posición la que se ve atacada. Pero eso, no les afecta a los que han construido una autoestima a prueba de críticas.

Y lo que quizás nos sorprenda es que esa autoestima está basada en la sencillez, en la humildad y en la renuncia. En la convicción de que somos geniales no por ser guapos, listos o hábiles, sino sólo y exclusivamente por una sencilla y poderosa razón: porque somos seres humanos con capacidad de amar.

Tal vez creas que la capacidad de amar no importa en nuestras vidas. Tal vez seas un 'estreñido emocional' porque no le das amor, cariño y afecto a tus padres, pareja e hijos. Pero al final de nuestros días seremos juzgados en el amor que dimos y en el amor que dejamos de dar. El pecado de omisión, en no dar amor, es el que más se castiga en el juicio final de nuestras vidas.

Pensémoslo bien: la capacidad de amar a los demás y a la vida es la única cualidad necesaria para tener una existencia plena, vibrante y provechosa. En comparación, los demás atributos, como belleza, inteligencia, estatus y lujos...¡No importan nada!

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