'Si tienes una madre todavía...'

Todos los días son para venerar y darle nuestro amor a esa persona que encierra la bondad infinita y la entrega incondicional...¡nuestra querida madre!.

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“Si tienes una madre todavía, da gracias al Señor que te ama tanto, que no existió en la tierra nunca un día, gracia tan grande ni poder tan santo.” Así canta el poeta y cuánta verdad encierra la frase anterior. 

No debería de haber un día para la madre, pues todos los días son para venerar y darle nuestro amor a esa persona que encierra la bondad infinita y la entrega incondicional...¡nuestra querida madre!.

Dicen que Dios no se puede dar a vasto en hacer todas las cosas en este mundo, y los minutos y las horas no le alcanzan para dar su amor, reconfortando, sirviendo y estando presente en todos los lugares y en todo momento. 

Es por lo cual que creó a nuestras madres para que ellas lo ayuden en esa tarea de dar el amor manifestado en obras. De ser el amor encarnado de Dios para que en este mundo se sienta la ternura, el afecto y la bondad divina manifestado en el ser humano.

Mi madre dejó este mundo hace 25 años, y hoy más que nunca sigue siendo un faro que alumbra mis penas y reconforta mis penares. Pues siempre siento su presencia, aunque sea ausencia. 

Su presencia en los momentos de crisis emocional, cuando percibo su tibia mano en mi hombro para consolarme y darme ese apoyo que sólo una madre puede ofrecer. 
Su presencia en consejos no pronunciados pero sí recibidos con la mente. Cuando en los momentos de duda, sus enseñanzas han sido una guía espiritual en mi vida, y me han ayudado a conllevar mi existencia.

Cuántas madres hay en este mundo que desean que sea 10 de mayo todos los días.  
Porque necesitan el amor y el cariño de sus hijos que no las visitan y rara vez les manifiestan su amor. Sólo el 10 de mayo reciben migajas del amor de ellos.

Nuestras madres, no desean regalos ni dinero, ellas desean un amor sostenido que día a día les alimente la vida y les dé un motivo para existir. Ellas quieren salir del abandono físico y emocional en que se les ha confinado, pues sus hijos las han abandonado a una existencia de soledad y ostracismo.

Si tienes una madre todavía, ¡Cuánta envidia me das! Pues la mía se fue y dejó un hueco en mi vida, que sólo lo ha ido llenando el tiempo. 

Si tienes una madre puedes visitarla todos los días y manifestarle tu amor, tu respeto y llenarla de besos y apapachos. Eso es lo que ella quiere. Que le abras tu corazón, no desea que le abras tu cartera. No desea saber que la quieres, desea... ¡sentir que la quieres!

Lo único que le puede llenar ese vacío existencial y sacarla de la tristeza es... ¡tu presencia!. Madre, amor hecho realidad. Ternura depositada en la tierra por Dios, para manifestar su amor y dar eso que sólo una madre puede proporcionar: amor, bondad y cariño. Porque Dios hizo copartícipe a la mujer de su creación en la tierra, dándole a las madres el poder de crear junto con él a un hombre en su seno. Ya que desde el momento de la concepción, la madre al hijo lo empieza a querer y a nutrirlo con su amor.

Dale un pedazo de tu corazón, y exprésale hoy, en vida, lo que tal vez mañana lo digas con lágrimas en los ojos al no tenerla y estés sufriendo su ausencia. 

No olvidemos: “Cuando las manos se vacían, el corazón se llena y cuando vaciamos el amor del corazón en nuestra madre, Dios sonríe en el cielo y nos obsequia un pedazo de su amor.”

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