Muchos mexicanos nos preguntamos cuándo tendremos por fin la buena noticia de que nuestros funcionarios públicos se equivocaron al ser sus pronósticos de crecimiento económico menores que el realmente obtenido. Esa sí que sería una inyección de confianza a la economía nacional.

En esta materia el 2013 nos dejó un desastroso crecimiento del PIB de un 1.1%, lejano al 3.5% prometido. Para 2014 nos auguraron crecer en 3.9% y ya desde este primer trimestre del año algunas estimaciones nos indican una disminución al 3%.

Los resultados de estos primeros meses del año son un gasto público y una carga impositiva al alza y un crecimiento económico y empleo a la baja.

La recaudación del Impuesto sobre la Renta ha disminuido al igual que se han caído las ventas al menudeo en un 5.4%. durante el primer trimestre. Eso sí, con la reforma fiscal la recaudación del IVA se ha incrementado. Es decir, los consumidores pagamos más por el producto final. El mercado interno paga los costos de la susodicha reforma. 

O para mejor decir, los consumidores comprando menos estamos pagando más IVA para financiar un gasto programable del sector público que aumentó un 19.2%. Menor poder adquisitivo y más gasto corriente del gobierno.

Pero además, como los ingresos tributarios no alcanzan, el gobierno en vez de ajustar su gasto corriente lo incrementa, aunque con ello aumente el déficit fiscal en más de 45,000 millones a febrero de este año. Como que las amas de casa administran mejor el patrimonio familiar de lo que los funcionarios administran el patrimonio nacional. El desempleo aumentó su tasa al 4.8%

Estos resultados nos afectan a todos, independientemente de nuestras preferencias partidistas. El veinte por ciento del sexenio ya se fue y urge que el gobierno federal haga algo para remediar esta situación. Eso todos se lo aplaudiríamos.