Sin remite

Las cartas, esos espacios textuales que comunican a los seres humanos.

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Tengo ante mí un libro ya amarillento, aunque el año de su publicación no es demasiado lejano, fue impreso en la década de los años sesenta.

El título también nos habla de un recurso milenario, las cartas, esos espacios textuales que comunican a los seres humanos.

Sin embargo, el hecho epistolar del libro guarda una peculiaridad, una aparente ausencia, pues se titula 30 cartas sin remite.

Si nos fijamos en la cantidad numérica de las cartas, podemos encontrar igualmente muchas significaciones.

Valentín Galindo es su autor, de quien la contraportada nos dice que es profesor de literatura; escritor de poesía, de canciones, de artículos, de columnas periodísticas; conferencista; y amante de los relojes.

El nombre de la editorial española es también simbólico: Pisando fuerte.

¿Leemos algunas de las cartas?

Entre las diez primeras cartas, encontramos:

“…Soy un reloj que a veces adelanta y a veces atrasa. Rara vez voy justo. Y cuando esto ocurre, es por poco tiempo…”.

Entre las diez siguientes cartas, leemos:

“…es como si nos hubiesen hecho huecos. Somos unos bichitos de dos patas que vamos de aquí para allá, trabajando, distribuyéndonos, subiendo y bajando. Y necesitamos algo con qué llenar una serie de departamentos que nos han dejado vacíos…”.

Entre las últimas diez cartas, vemos:

“…He pensado en cuáles suelen ser los motivos verdaderos por los que algunos no quieren ir. No solamente en este caso, sino en otros. Y me ha parecido adivinar varios de esos motivos…”.

Si alguno de esos fragmentos de cartas te llegaran a ti…

¿Qué responderías? 

¿Quién pensarías que te los ha enviado? 

¿Y por qué motivo lo ha hecho?

 

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