Sinfonía para un dictador

El pasado 3 de octubre Óscar López estrenó su obra más reciente “Sinfonía para un dictador”. Una adaptación libérrima de Ricardo III de William Shakespeare.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

El pasado 3 de octubre Óscar López estrenó su obra más reciente “Sinfonía para un dictador”. Una adaptación libérrima de Ricardo III de William Shakespeare, bajo la asesoría de Saúl Enríquez, destacado dramaturgo y director mexicano.

Al leer el texto, descubro que en realidad no queda nada del encantador villano deforme que concibiera Shakespeare, nada de su ambición desmedida y su carácter especializado en aniquilar  su propia sangre.  Con el apoyo del Fondo Municipal para las Artes Escénicas y la Música, la obra estará en temporada viernes y sábados de octubre a las 20:00 horas, en el Foro Alternativo Rubén Chacón.  

Desde el texto parece que la propuesta carece de profundidad. El discurso es llano y sin subtextos. Sólo uno de los personajes exhibe su huella de dolor.  Los otros se lanzan a soliloquios descriptivos que no ayudan mucho a la progresión dramática. Se cuela la intención y el pensamiento del autor ante la corruptela que vive el país. Entiendo que Óscar pretende usar el teatro para denunciar aquello que nos afecta como mexicanos, pero a mi punto de vista -al menos en la lectura- se queda en un nivel paisajista con alusiones a la revolución mexicana. 

Escribir teatro parece fácil, pero en realidad es bastante complejo construir personajes de carne y hueso, con heridas que nos duelan por igual a los espectadores. Quizá al pasar a la escena la obra adquiera su valor representativo y lo simple del discurso se dimensione en el cuerpo de los actores y con la ayuda del aparataje teatral.

Leo que la obra está protagonizada por excelentes actores como Lupita López y Miguel Flota, destacados intérpretes de la escena yucateca, con una trayectoria importante dentro y fuera del estado. Sé que Óscar es un creador terco y empecinado, pero algo no termina de cuajar en sus propuestas.

Quizá falta formación y convivencia con otros creadores, no clavarse demasiado en una sola idea, investigar a fondo sobre los perfiles de los personajes,  leer y releer las grandes corruptelas que han impactado al país; por ellas no paramos, tenemos para escribir infinidad de obras. Decía Óscar -ante las marchas y manifestaciones sobre la matanza de los estudiantes en Ayotzinapa– que él no sabía usar pistolas, que su arma es el teatro.

Insisto en mi respuesta: el teatro es un arma, sí, pero hay que saber usarla, apuntar perfecto a la cabeza del enemigo y cerciorarnos de que nuestras balas no son de salva. Espero ver la obra en esta temporada que estaré en Mérida. Informes y reservaciones al 9993389847.

Lo más leído

skeleton





skeleton