Sobran motivos para abrazar a Rosario

La combinación de una pasión equivocada y los bochornosos videoescándalos, hace nueve años, hicieron renunciar a Rosario Robles la dirigencia nacional y a la militancia perredista.

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La presencia de Cuauhtémoc Cárdenas en la capilla donde se veló a María del Rosario Berlanga, madre de la secretaria de Estado, confirma la fortaleza del respeto, cariño y amistad entre ella y el ingeniero, tanto como el acierto de Enrique Peña Nieto al ponerla a cargo de la política social de su gobierno.

Al menos dos ex correligionarios: Graco Ramírez y Armando Quintero, fueron a darle a ella, a Magdalena y a sus demás hermanos y deudos el pésame.

Pero la asistencia del hombre que rompió con el PRI (al que fracturó con la Corriente Democrática) y que fundó el partido de izquierda más exitoso en la historia mexicana exhibió de paso la mezquindad de gente con la que Rosario se formó, creció y sobresalió tanto.

No exenta, por supuesto, de cometer errores en su gestión como secretaria de Gobierno, sucesora del ingeniero y dirigente del PRD, Rosario volvió el año pasado a su lugar entre las figuras más sobresalientes de la vida nacional. 

Cabe recordar que la ex articulista de MILENIO fue traicionada y perseguida por su sucesor, Andrés Manuel López Obrador quien, empeñado en destruir los liderazgos emergentes en el PRD para alzarse con el control caciquil del partido y asegurarse la candidatura presidencial de 2006, en cuanto llegó al poder hizo a un lado el hecho de que, a punto de ser avasallado por el efecto Fox y perder la elección en el DF ante el panista Santiago Creel, ella se convirtió en el factor decisivo de la victoria mediante una eficiente y espectacular gestión de gobierno y un impresionante, como debe ser, despliegue de publicidad y propaganda.

Formada en las lides universitarias, Rosario militó en la Organización de Izquierda Revolucionaria Línea de Masas, estuvo entre los dirigentes sindicalistas del Bloque Democrático del STUNAM, y trabajó como académica en el Centro de Investigaciones Económicas y Sociales. 

Defensora del respeto a la dignidad femenina, desde 1994 destacó como diputada federal (¿qué tal el conocimiento de ella que reflejó el saludo especial del recién llegado presidente Ernesto Zedillo?). 
Sumada a la corriente de Cuauhtémoc Cárdenas desde que nació el PRD, fue la principal impulsora de la llamada Ley Robles, que permite la interrupción legal del embarazo.

La combinación de una pasión equivocada y los bochornosos videoescándalos, hace nueve años, la hicieron renunciar a la dirigencia nacional y a la militancia perredista.

Pero su gran carácter la mantuvo en la vida pública y desde la Consultora Sostén desplegó aptitudes para la asesoría política, de manera sobresaliente en la campaña por la gubernatura de Yucatán de Ivonne Ortega, actual secretaria general del PRI.

Sin partido ahora pero plenamente renacida como titular de la Sedesol, tiene a su cargo el programa bandera del gobierno federal contra la pobreza, la Cruzada Nacional contra el Hambre.

Leal no tanto a quién sino a qué, el compromiso de Rosario es el mismo con Cuauhtémoc Cárdenas y Enrique Peña: con la izquierda social, con la izquierda racional.

De ahí lo relevante del abrazo del ingeniero. 

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