Solidaridad, un hogar que todos construyen

Dar cabida a todos los migrantes, atender la creciente demanda de servicios e incorporarlos a la dinámica tan singular de Solidaridad, es un desafío titánico...

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Dar cabida a todos los migrantes, atender la creciente demanda de servicios e incorporarlos a la dinámica tan singular de Solidaridad, es un desafío titánico. Es el mayor de los retos, pues estos habitantes son quienes definen el presente y futuro de la ciudad. Por eso la participación ciudadana y el desarrollo social son aquí un asunto estratégico y no un rubro más como en otros municipios.

La historia de esta zona es fascinante. El primer asentamiento moderno data de principios del Siglo XX, cuando se ubicó una comunidad de pescadores, productores de cocoteros y chicle. Cuentan que las primeras familias llegaron de Yucatán y del centro de Quintana Roo a consecuencia de la Guerra de Castas (1847-1901) buscando un lugar seguro, lejos de conflictos.

Desde la integración del Territorio Federal de Quintana Roo en 1902, Playa del Carmen perteneció a la delegación de Cozumel, y más tarde, el 8 de octubre de 1974, al decretarse el Estado de Quintana Roo como libre y soberano, esta ciudad pasó a formar parte del Municipio de Cozumel.

Hasta mediados de los años ochenta Playa del Carmen (la cabecera municipal) era un pequeño pueblo de paso con menos con mil 500 habitantes; en 1993 la población era de 10 mil, y hoy son más de 198 mil. 

Recientemente la regidora Graciela Falcón sostenía que unas 300 personas aproximadamente (que representan a 300 familias) llegan cada mes en busca de apoyos al Palacio Municipal. A todos debe atendérseles para orientarlos y, según el caso, apoyarles. Es un número significativo considerando que a Playa del Carmen arriban más de 10 familias cada día, estima el secretario general Juan Carlos Pereyra. 

A ese ritmo, ha considerado el presidente municipal Mauricio Góngora Escalante, Solidaridad tendría más de medio millón en 2025 y cerca de un millón en 2050. A todos, sin excepción, hay que brindarles servicios públicos, vivienda, empleo y seguridad. De ese tamaño es el reto.

Ese entonces representa el mayor desafío: darles entrada, atenderles, que sientan éste su hogar e integrarlos de la mejor manera a la rutina de la ciudad, que es ya un referente nacional e internacional en materia turística. Por lo mismo, la autoridad debe identificar los retos y prometer sólo cuando se pueda cumplir.

El mejor ejemplo de que se está haciendo es la colonia Cristo Rey, una zona otrora “inexistente” pero cuyos habitantes ya empiezan a verse beneficiados con luz, agua y pronto nueva carpeta asfáltica. He aquí el acierto: haber prometido y haberles cumplido.

Esto marca un precedente en la periferia, que a la vez sirve de experiencia para atajar las invasiones y los asentamientos sin control, lo que no ocurrió en Cancún, donde ya es prácticamente imposible urbanizar de buena manera debido a que muchos años los servidores públicos los ilusionaron con falsas promesas.

Las autoridades locales han tenido el acierto de identificar las problemáticas, reconocerlas y actuar con fórmulas integrales, no con soluciones temporales, no de ocasión.

En estas ciudades que se crecen y transforman constantemente es necesario que los gobiernos garanticen el desarrollo económico y social, pero también la seguridad y la sustentabilidad medioambiental, dando respuesta a las aspiraciones de todos los habitantes de vivir sin temores, sin carencias y sin mayores problemas.

El progreso de Solidaridad debe darse en equilibrio; de lo contrario, la misión fracasará.

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