Sólo una oportunidad

Sin reparar en esfuerzo, tiempo, dedicación y poco espacio para la atención, nos entregamos en cuerpo y alma al quehacer cotidiano, pero esta vorágine nos aparta de las cosas realmente importantes de la vida.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Una tarde lluviosa le tocó consultar a doña Martha, que, dicho sea de paso, es amiga de la familia y me conoce desde joven. Esta paciente acudía para revisar estudios solicitados, ante la evidente pérdida de peso y molestias digestivas.

La sospecha diagnóstica se confirmó. La endoscopía, estudios tomográficos y de laboratorio confirmaban lo que la clínica sugería: tenía cáncer de estómago. Rompió en llanto y exclamó: “Dios mío, sólo quiero otra oportunidad”.

En ese momento, me asaltaron sentimientos encontrados, ya que mi paciente se había caracterizado por ser una mujer luchadora, tenaz y sin temor al reto. Con gran ejemplo y valentía había sacado adelante a sus hijos y otros miembros de la familia. Interrumpiendo el sollozo le expliqué sobre los avances de la ciencia y sus posibilidades de tratamiento en manos expertas y le pedí que me dijera a qué se refería con otra oportunidad: ¡Para rectificar!, me contestó.

Sin duda, amable lector, vivimos todos los días con la esperanza del prometido mundo magnificente y justo de los políticos decadentes. Sin reparar en esfuerzo, tiempo, dedicación y poco espacio para la atención, nos entregamos en cuerpo y alma al quehacer cotidiano, pero esta vorágine nos aparta de las cosas realmente importantes de la vida: nuestra salud y nuestra familia.

¿Cuántas veces, al levantarnos por las mañanas, abrazamos a nuestra pareja y le decimos cuánto la queremos o preguntamos a nuestros hijos en qué les podemos ayudar y ni qué decir de nuestros padres, a quienes desde hace tres semanas ni siquiera les hablamos por teléfono para ver cómo se encuentran? ¿Sabes tú cómo se siente tu compañero de trabajo o sólo le reclamas no haber realizado X o Y tarea, mofándote de forma sarcástica de su omisión o de la actitud mostrada ese día? ¿Qué parte de la historia no leemos?

Sirva mi columna de hoy para reflexionar sobre nuestra salud mental, personal, laboral y social. La vida es tan frágil como para “gastarla en infiernitos”. Sirva el ejemplo de doña Martha, quien, como muchos de nosotros, de forma tardía intentó resarcir sesgos o errores del sempiterno devenir, ante la posibilidad de la muerte. Sirva para hacer un llamado de atención y dejar de pensar que ir al doctor -si nos sentimos bien-,  es sólo perder tiempo y dinero.

Sirva para asegurarte que de algo te vas a morir, pero que no estás solo en la vida y hay gente que te rodea y que aún te necesita con vida y buena salud.

Mañana es 18 de julio, hoy es momento de hacerlo, mañana puedes estar muerto. Recuerda que a diferencia de doña Martha ¡aún tienes otra oportunidad!

Lo más leído

skeleton





skeleton