Son nuestros muertos

Un memorial que se asociará siempre a la infernal cifra de 60 mil muertos tenía que ser inaugurado al menos por un secretario de Estado.

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Bien habla del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, el que haya modificado su decisión de no encabezar la ceremonia de apertura del Memorial a las Víctimas.

Hoy, a las once de la mañana, el jefe del gabinete entregará a los ciudadanos un espacio demandado, imaginado, diseñado y construido para no olvidar jamás uno de los momentos más sórdidos de la historia de México. No solo de la historia reciente: de la historia de México. 

El gobierno del presidente Peña Nieto heredó una obra incómoda por todos los costados: duele, es polémica entre los propios grupos de víctimas, no es bien vista por las Fuerzas Armadas ni por la izquierda, se construyó en los terrenos del Campo Marte, tendrá que ser custodiada por el gobierno federal. Y, sobre todo, los muertos son una tragedia viva, que sigue corriendo día con día. 

El Presidente podía hacer como que el Memorial no era problema suyo, podía tratar de borrarlo, reducirlo o podía darle un trato de Estado. Tomó esta última opción. Pienso que la mejor. Enhorabuena.

Por eso no era anecdótico quién presidiría la ceremonia. Un memorial que se asociará siempre a la infernal cifra de 60 mil muertos tenía que ser inaugurado al menos por un secretario de Estado. Entre una serie de premisas negativas, el gobierno tomó la menos mala. Creo que acertó.

Enhorabuena, porque las víctimas son las víctimas de México. Los muertos son nuestros muertos, los muertos de una generación de la que también Enrique Peña Nieto y Miguel Ángel Osorio Chong forman parte.
Hoy, como Presidente de la República y secretario de Gobernación.  

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