Sublime Barcelona

Un verdadero apasionado del futbol sabe todo lo que realmente sucede cuando se escucha el silbatazo inicial y rueda la número cinco.

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Al sentarme este lunes en mi clase de Historia del Arte, mi profesor preguntó por un ejemplo de algo sublime. Levanté la mano y respondí que la actuación del Barcelona en contra del Celta de Vigo el pasado domingo, me había parecido sublime. Esta contestación soltó algunas carcajadas y el mal humor de varios compañeros madrilistas. El maestro se limitó a corregirme diciendo que lo sublime está reservado a las siete bellas artes. Esta columna va dedicada a probar lo contrario.

El fútbol es un deporte como cualquier otro. El objetivo es meter la pelota en la red del rival más veces que el contrario para ganar. Pero un verdadero apasionado del deporte sabe todo lo que realmente sucede cuando se escucha el silbatazo inicial y rueda la número cinco; y este pasado 14 de febrero pudimos apreciar un recital digno de Mozart y Beethoven. Magia, táctica, circo, goles, amistad, armonía y casi perfección. El mejor jugador del mundo y el mundo rendido a sus pies. Lionel Messi orquestó una de sus obras maestras acompañado de la samba de Neymar y la puntería del pistolero Luis Suárez.

Al buscar la definición de sublime me topé con varias, sin embargo, ésta fue la que más captó mi atención: “adjetivo que refiere a algo excelente, admirable, lo más elevado de su género”. Lo más elevado de su género. ¿Hay algo más allá de lo mostrado por el conjunto culé el pasado domingo? Muchos podrán decir que sí. Los Galácticos de la primera década del siglo XXI, la Naranja Mecánica de Cruyff de los ochentas, el mismo Barcelona de Pep Guardiola del 2012 y tantos otros equipos que pusieron en práctica un fútbol fantástico y revolucionario. Pero lo que yo vi el domingo no fue solamente un equipo que sin duda marca época. Fue algo más.

Podrán decirme loco y sin experiencia, pero yo sé lo que vi. Un disparo al ángulo de Messi para el primer gol. Un pase con la precisión de un cirujano para el segundo. Música y baile del astro brasileño en el tercero. Fantasmas de Cruyff y Henry en el penal para el cuarto. Un sombrero de Rakitic para ponerse elegantes en el quinto y Neymar haciendo un Messi en el sexto. La obra estaba completa. Uno de los despliegues más extraordinarios de este deporte se llevó a cabo y yo contaré la historia de cómo Lionel Messi comandó uno de los mejores despliegues del Fútbol Total.

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