Televisión en México. Parte 1

La televisión es el medio de comunicación masivo por excelencia, por ser el de mayor impacto, aceptación y alcance...

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La televisión es el medio de comunicación masivo por excelencia, por ser el de mayor impacto, aceptación y alcance. En México, 94.9% de los hogares disponen de televisión, según datos del INEGI de 2012. Éste es el medio predilecto de entretenimiento e información.

Sin embargo, por las mismas razones, es el mejor medio para la manipulación.

En promedio, los mexicanos ven televisión durante 4 horas 45 minutos, al día. Más de 4 horas diarias en las que la mente de los mexicanos está principalmente a merced del duopolio de Televisa y TV Azteca.

La televisión nos beneficia de muchas maneras, pero también es usada con fines negativos. Sus objetivos, disfrazados, pasan a ser realmente “promocionar” y “manipular”.

El discurso televisivo, los hechos que nos comunican los reporteros, lo que narran los presentadores, los guiones de los actores, son creados por escritores de acuerdo a los fines, ya sea de políticos para promover ideologías, o de empresas para publicitar sus productos, marcando tendencias, estereotipos, creando deseos, incitando compras y encumbrando personas.

Hablemos primero de los noticieros. Son vistos esencialmente durante las mañanas y noches, principalmente por los hombres, antes de salir o al regresar del trabajo, con el fin de estar “informados”, pero sucede lo contrario.  

Las personas prefieren buscar las noticias en la televisión, a buscarlas en medios impresos, y quizá sea porque la multimedia nos resulta más atractiva y satisfactoria. Porque el acompañamiento de la información con videos y fotografías parece hacerla verídica, porque nos gusta ver a los reporteros en el lugar de los acontecimientos. Pensamos que la sonrisa cordial de la conductora, los lentes de intelectual y el cabello bien peinado del conductor del noticiero le hacen ver confiable.

Aunque parezca mentira, pocos se dan cuenta de que muchas noticias son tergiversadas y que tampoco se transmiten todos los sucesos importantes. Sucede que muchos acontecimientos son limitados y contrarrestados no sólo con la represión, sino también con el silencio en las comunicaciones. Transmitiendo no lo que importa, sino lo que conviene. Creando las tan famosas “cortinas de humo”.

Los noticieros mexicanos, en búsqueda de mayor audiencia, difunden hechos sensacionalistas, y se caracterizan por las “notas rojas”. Porque el público no quiere noticias sino escándalos.

Lo peor es que no promueven la creación de opinión pública, sino que la establecen. Nos dicen qué pensar, qué opinar, qué soñar, por quién votar. Qué es bueno o malo, quién es el villano y quién el salvador, tal como dijo Malcolm X, “si no están prevenidos ante los medios de comunicación, les harán amar al opresor y odiar al oprimido”.

Para quien cree en la televisión, los conductores de noticieros son héroes y sabios, mientras que los inconformes, los huelguistas y manifestantes, son violentos tiranos.

Para quien se pregunte ¿qué puede hacerse contra esto?, quizá la mejor propuesta estaría en asumir una posición crítica. Todo cambia cuando deja de depositarse la confianza en un noticiero y en un solo medio. No se puede decir que exista algún medio que no esté manipulado, pero sí que hay los menos. Existen noticieros que transmiten buenas notas, que exhiben a los políticos, y que invitan a la reflexión. Pero lo mejor sería complementar. Recurrir a otros canales, y mejor aún a otros medios, a los periódicos, revistas y al internet.

Hasta ahora, el único “control” que la población tiene sobre los medios de comunicación, es el aparatito inalámbrico para cambiar los canales. Y eso sólo cambiará cuando las personas en verdad deseen ser informadas más que distraídas.

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