Temporada de informes

No hay que ser adivino para saber que, en materia de bienestar económico, seguiremos escuchando promesas.

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En los días que corren los diversos órdenes de gobierno nos presentarán sus informes anuales del estado que guardan sus administraciones.

En unos días tocará el turno al Gobierno Federal. No hay que ser adivino para saber que, en materia de bienestar económico, seguiremos escuchando promesas.  A casi dos años de administración, básicamente se ha dedicado a administrar la estabilidad económica heredada de sus antecesores.

Los pretextos no han faltado, pero la realidad nos demuestra bajísimos niveles de crecimiento económico, poca generación de empleo y empeoramiento de la calidad del mismo, pérdida del poder adquisitivo, desplome del mercado interno, etc.

La buena noticia que será ampliamente remarcada son las reformas estructurales que permitirán -de nuevo promesa- el despegue económico de la nación. Todos esperamos que así sea, pero en tanto han sido dos años en los que el Gobierno Federal ha dejado mucho que desear.

En el ámbito local, gracias a una habilidosa reforma, el informe del Gobierno Estatal queda para otras fechas. Sin embargo, eso no ha impedido una persistente campaña mediática que nos habla de supuestos compromisos cumplidos. Y si bien se podrían reconocer logros en materia de seguridad y de asistencia social, lo cierto es que en otras materias se ha fallado. Particularmente está el tema de la opacidad, de la discrecionalidad en el manejo del erario, y de la impunidad ante la corrupción.

El feroz combate a la corrupción prometido por el Ejecutivo estatal languidece con temas como el despilfarro en el Isstey y las corruptelas en otras áreas cometidas en la administración anterior.

Miles de millones de pesos “desaparecidos” sin fincamiento de responsabilidades. A dos años de administración sigue siendo un compromiso por cumplir, por no decir que una falta de compromiso.

De los informes municipales hay de todo y será tema de otro editorial.

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