Tercia de ases
Lo más valioso que tiene este diamante del Sureste es su gente. ¡...Mérida quien te conozca no te olvidará jamás!
El 6 de enero es, para los moradores de este rincón del Mayab, una fecha especial, toda vez que convergen conmemoraciones de tipo civil, como el 474 aniversario de esta ciudad blanca, antaño de palmeras y veletas; profesionalmente hablando, reconocemos el espíritu de servicio que caracteriza a las enfermeras, y finalmente y no por ello menos importante, recordamos religiosamente el arribo de los Reyes Magos para adorar al niño Jesús. Reflexionemos sobre la tercia de ases.
Casi cinco centurias han pasado desde que se estableció la fecha que marca un punto de partida en cuanto a la fundación de nuestra Mérida de México. Esta ciudad, que con orgullo ha sido reconocida por su cultura, tradición culinaria y fructífera cuna de juristas y médicos, que, con revolucionaria visión y ético actuar, han dado elementos de valor en cuanto a leyes y avances científicos. Pero, incuestionablemente, lo más valioso que tiene este diamante del sureste es su gente. ¡...Mérida quien te conozca no te olvidará jamás!
Y cómo pasar por alto al indivisible brazo derecho del médico, la enfermera o el enfermero. Sí, aquellas(os) que cristalizan y concretan el conocimiento científico a través del cumplimiento de indicaciones redactadas. Profesionistas que incomparablemente y con calor humano te dan la mano y te escuchan, a pesar de su carga laboral. Aquellos que siempre te apoyan moralmente en la adversidad y ríen satisfechos cuando por mejoría abandonas el hospital. Los que se detienen una y mil veces cada vez que les llamas, que atienden tu cuerpo y te acarician el alma.
Nuestro reconocimiento a su labor, allende raza, sexo, edad o ideología. Su inmaculado atuendo es sinónimo de trabajo eficiente, respeto y dignidad al doliente. La británica F. Nightingale (1820-1910), considerada la madre de la enfermería moderna, nunca imaginó la trascendencia de su misión: “Conservar la energía vital del paciente”.
Y a propósito dejé de último el pasaje bíblico de los Reyes Magos, que gira en torno a la adoración al Niño Jesús (Mt 2: 1-12) por esos hombres poderosos y sabios, como símbolo del reconocimiento del mundo pagano de que Cristo es el salvador de toda la humanidad. Pero lo que quisiera rescatar es que, además del aspecto religioso, para los niños de nuestro país representa un día de felicidad y bendición, toda vez que este hecho bíblico cobra vida en forma simbólica a través de “un regalo o una sonrisa”. Tú puedes ser aún ese rey mago que siguen esperando muchos niños, transforma sus lágrimas en sonrisas. Recuerda: niño fuiste alguna vez y hoy déjalo salir.