Términos de tratamiento: don, doña, señor, señora, xun, xk’ech

A principios del siglo veinte, los niños eran educados a decir doña a toda dama.

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“Doña” y “don” son los tratamientos de cortesía con que se nombra a la mayoría de las mujeres y hombres de edad y estatus, el cual antecede a su nombre de pila: doña Leidy, doña Socorro, don Braulio. El yucateco nunca dirá señora Leidy, señora Socorro, señor Braulio, como suelen decir en el centro de la República.

Aunque actualmente la aplicación de don y doña se va circunscribiendo a la mujer o al hombre casados o viuda/os. 

Dice don Jesús Amaro que, a principios del siglo veinte, los niños eran educados a decir doña a toda dama, sin que supieran si se trataba de mujer casada, viuda, separada o sólo juntada o unida a un hombre; ninguna señorita se ofendía si se le endilgaba el distintivo de “doña”. 

En determinados contextos doña también significa “esposa”: “Te está buscando tu doña”.

En el español yucateco, don se usa para sustituir el nombre de la persona de que se hable, cuando de pronto escapa a la memoria del hablante: don asunto, don aparato, don negociante, etcétera. Si el nombre olvidado es de mujer, puede o suale  decirse: “Doña pelos”.

El término “señor” en Yucatán puede hacer referencia al querido o amante. Se emplea con el mismo significado que “señora”: “Que Martina ya tiene otro señor; no tardó en conseguirse otro”.

Xun, apócope cariñoso de xunáan, pasó de ser un término maya de cortesía, en labios del sirviente, (dama, señora o principal) a amasia, concubina, en el español yucateco. Mujer que vive voluntariamente en unión libre.

Se usa para mujer de segundo frente, la querida: “Dicen que ésa es su xun de don Martín”. Algo así como la xk’ech, la amante (del maya k’eech, torcer, lo torcido). 

El prefijo x- se antepone al nombre femenino para indicar el género en maya: “Aquí a la vuelta tiene Felipe a su xk’ech”. Cuando se quiere señalar el género masculino, se antepone j- al nombre: jk’ech, el amante o querido.

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