Terrorismo, origen y destino

La mayor aportación de Francia a la Humanidad, que sí cabe en un tweet es 'Los hombres nacen y permanecen libres e iguales Las distinciones sociales no pueden fundarse sino en el bien común'.

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Los despreciables asesinatos de París han sido unánimemente reprobados, sin embargo acabar con el terrorismo exige mucho más. También entender más. Las respuestas superficiales son insuficientes. Es necesario encontrar las causas de fondo.

Es necesario preguntarse ¿por qué un francés de segunda o tercera generación de inmigrantes odia a su país tanto como para inmolarse asesinando? ¿Es sólo el fanatismo musulmán? ¿Será que la segregación racial y económica transgeneracional, el desprecio, la ofensa cotidiana, el insulto y la humillación, la focalización de la falta de oportunidades y de la violencia en árabes y negros y la marginación laboral son la mejor manera de evitar que el odio se acendre? ¿No será que si se hace del odio el único refugio para la dignidad, se crea el nutriente básico para el terrorismo bestial que hoy hiere a cientos de inocentes en París? ¿En verdad matar más que los terroristas sin Estado va a llevar a la paz? ¿Como lo hizo en Vietnam, Irak y Afganistán? ¿De verdad la solución de conflictos tiene que ser bombardear, matando más civiles que los otros terroristas? ¿Y qué hacer con los musulmanes que son europeos hace dos o tres generaciones? ¿Expulsarlos? ¿Bajo el criterio de raza o de religión?

La mayor aportación de Francia a la Humanidad, que sí cabe en un tweet (Art. 1o. Los hombres nacen y permanecen libres e iguales Las distinciones sociales no pueden fundarse sino en el bien común). ¿Está bien para el discurso pero, a la hora de ponerse serios, debe ser ignorada, como otros poemas?

Escuchemos a la Historia.

Bombardear rojos en Euskadi, en defensa de los valores cristianos de occidente, de España una y libre, llenó de dolor, indignación y rabia, en primer lugar, al pueblo vasco.

El yugo franquista los fermentó, y de su descomposición surgió la furia asesina de ETA. Los miserables crímenes de esta banda nunca se supusieron del pueblo vasco, ni de los católicos, pese a la abierta complicidad de significativos clérigos. No se consideró bombardear el territorio vasco hasta exterminarlos, aceptando la masacre de civiles como “daño colateral”. Con otros medios, policiacos y hasta militares, pero nunca la guerra, ETA fue derrotada totalmente. 

Desde luego que hay caminos para someter a los peores criminales sin martirizar pueblos.

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