Un equipo que se armó para ser campeón de la Copa Libertadores es ahora el vencedor de la Liga Mexicana. Entre sus fichajes estuvieron: Jürgen Damm, Javier Aquino, Ike Uche, a quien las lesiones no lo dejaron mostrarse, y el de más trascendencia fue el francés André-Pierre Gignac, quien demostró estar en un nivel superior a cualquier delantero actualmente en México.

El valor total de la plantilla es uno de los más altos de Latinoamérica llegando a los 51.95 millones de euros, veinte más que las Chivas, de 35.1 millones, y el América, de 33.93. 

Y es que a pesar de estos números estratosféricos y un entrenador como Ricardo Ferreti, quien puede presumir ser el mejor de la nación hoy día, el conjunto felino dejó mal sabor de boca después de haber ganado la final en penales. Es cierto que los Pumas se mostraron aguerridos y jugaron con el corazón, sin embargo, después de ganar tres por cero en casa, ¿fue necesario sufrir tanto de visita para alzarse campeón? 

La escuadra comandada por Guillermo Vázquez estuvo a una gran atajada de Nahuel Guzmán a Fidel Martínez de poder quedarse con el campeonato. En la misma jugada expulsan injustamente a Eduardo Herrera y posteriormente Gignac definió para poner arriba a su equipo en el tiempo extra; no obstante todo eso, los felinos del norte no supieron aprovechar la ventaja y ante una desconcentración en el último minuto de su defensa se dejaron empatar por los locales.

De esta forma, se puede observar que algo de que adolecen absolutamente todos los entrenadores que dirigen demasiado tiempo en México es de la capacidad de cerrar partidos y manejar momentos importantes, fenómeno que se ve reflejado en la selección de nuestro país (Holanda 2-1 México en octavos del Mundial de Brasil 2015), además, de ese instinto para dar el golpe de gracia al rival cuando ya está en la lona. 

Es cierto que los de la UANL son justos campeones y Pumas un digno segundo lugar, no obstante, Tigres, ¿y las formas?.