"Tipos de padres"

Hay que hacernos examen de conciencia para ver qué tipo de padres somos y entender que al educar a nuestros hijos debemos hacerlo con diálogo.

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“La educación de nuestros hijos es como una moneda; una cara tiene la libertad y la otra, la responsabilidad. Si le quitamos alguna de ellas, la moneda no tiene valor”, es frase de la Dra. Rosa Argentina Rivas Lacayo y qué bueno es tenerla presente en la educación de nuestros hijos, para formarlos en la libertad y con responsabilidad.

Valdría la pena hacernos un examen de conciencia para ver qué tipo de padres somos. 
Si estamos en plan de ayudarlos a ser hombres de bien, o estamos formando seres incapaces para que se enfrenten a la vida.

Existen padres autoritarios. Son aquellos que destrozan la autoestima de sus hijos. Son expertos en dañarlos con la lengua y ridiculizarlos al compararlos con sus hermanos. Les quitan su personalidad y creen que con su autoridad tienen el derecho a sobajarlos y pisarlos. No los dejan ser y sienten que son policías al estar siempre vigilándolos y bajándoles la autoestima. 

Hay otro tipo de padres, esos son los permisivos. Son todo lo contrario a los anteriores, pues a sus hijos todo les permiten y aceptan. Le dicen sí a todo y no se dan cuenta que están fabricando monstruos que el día de mañana se los van a devorar a ellos. No se han fijado que al ser permisivos, en todo lo que quieren y desean estos hijos, están creando muñecos de hilacha. Cuando tengan un problema, no sabrán decir no y lo único que logran al ser padres permisivos es ser sus esclavos.

Otra clase muy especial de padres son los represivos. Son los que les quitan la iniciativa a los muchachos, les reprimen la autoestima y frenan su creatividad. Son otro tipo de jueces o policías porque sienten que su hijo ee un bebé. Creen que toda idea que venga de ellos es una tontería pues son “niños”. No los dejan desarrollarse y no se dan cuenta que ese bebé ya tiene más de 30 años. Son padres represivos porque creen que castigar es educar y no han entendio que la educación de los hijos debe de ser injertada con paciencia, con prudencia y con mucho amor.

El cuarto tipo de padres son los explotadores. Éstos usan a sus hijos para su propio beneficio. Sienten que el ser padres les da derecho para explotarlos. Tal vez estos padres provienen de una madre sobreprotectora, la cual les dio todo en la vida y ahora usan a sus hijos para su propio beneficio. “No quieren a sus hijos, se quieren en sus hijos”. Cuantos padres así existen, pues sienten que la paternidad o la maternidad es un don de cielo para poder usar, explotar y aprovecharse de sus hijos.

Existe otro tipo de padres que son los inhibidores. Son aquellos que han logrado acomplejar a sus hijos con su autoridad mal ejercida. Padres que han frenado el desarrollo personal de sus hijos, ya sea con la critica destructiva, burla o escarnio, pues cuando sus muchachos desean sobresalir o mostrar de lo que son capaces, estos padres, con una sonrisa burlona y con la mofa les frenan la capacidad de seres humanos para desarrollarse en plenitud.

Y la última clase de padres son los protectores. Son padres que no han entendido que educar es amar, que educar es engendrar y educar es dejar que sean libres para poder volar. Progenitores que le resuelven todos los problemas a sus hijos y lo único que están logrando es que estos hijos, en un futuro, se conviertan en el problema. Padres que no dejan a sus hijos ser, crecer y ejercer pues sienten que su protección es amor y no se dan cuenta que lo único que logran es hacerlos esclavos de sus propias carencias.

Hay que hacernos este examen de conciencia todos los días para ver qué tipo de padres somos y entender que al educar a nuestros hijos debemos hacerlo con diálogo, respeto y poniendo límites a sus libertades. Porque la educación con disciplina y amor es la más efectiva para hacerlos hombres de bien. La vida es una incesante educación; el hombre comienza, en realidad a ser viejo cuando cesa de ser educable. 

Bien dice S. Alberione: “La educación debe de ser integral: es decir, debe abarcar la mente, la voluntad y el corazón del joven”.

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