El tlacuache, noble benefactor de la humanidad: le regaló el fuego

Se trata de una narración en la que la zarigüeya consiguió con astuta jugada el fuego para beneficio de la humanidad...

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Lilian Scheffler recopiló un relato entre el pueblo mazateca de Oaxaca. Se trata de una narración en la que el tlacuache o zarigüeya consiguió con astuta jugada el fuego para beneficio de la humanidad.

Dicen que una anciana obtuvo la lumbre apenas ésta se desprendió de algunas estrellas. Ella la trajo al pueblo desde el lugar donde había caído.

Pasado un tiempo, la gente de la comunidad  pensó que ese fuego debía ser para beneficio de todos. Algunos hombres fueron a pedirle la lumbre, pero la mujer se negó a compartirla.

El tlacuache, que tenía una cola peluda, se ofreció para conseguir el fuego pero quiso obtener la promesa de las personas que no lo mataran para comer. Se burlaron de él, pero aceptaron el trato.

Esa misma tarde el tlacuache fue a visitar a la anciana y le dijo: “Buenas tardes Señora Lumbre. ¡Qué frío hace! Yo quisiera estar un rato junto al fuego y calentarme, porque me muero de frío”.

La mujer le permitió al tlacuache acercarse a la lumbre. Pero de manera astuta, la zarigüeya se fue arrimando hasta el fuego y metió su cola. 

Cuando ésta ardió, huyó hacia el pueblo y repartió la lumbre hasta donde pudo alcanzar. 

Desde entonces el noble tlacuache tiene la cola pelada pero gracias a su valiente acción la humanidad pudo utilizar el fuego.

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