Tony Rocker: por amor al rock n´roll

El Rock and Roll de las calles –undeground- tiene varios sonidos, rostros, es quizá, el que más se apegue a lo que un día fue; contestatario, de contenido social, rebelde y que conserva sus ideales hasta el fin, no se vende ante las industrias culturales.

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El Rock and Roll de las calles –undeground- tiene varios sonidos, rostros, es quizá, el que más se apegue a lo que un día fue; contestatario, de contenido social, rebelde y que conserva sus ideales hasta el fin, no se vende ante las industrias culturales.

Uno de los grupos que se mantuvo al pie de guerra fue Amor y Rabia, con 16 años de trayectoria en el medio, luchó hasta el cansancio por preservar estos ideales.

El concepto, acústico en un principio después electrónico, fue creado por Antonio Rodríguez, “Tony Rocker”, nacido en la Ciudad de México, siempre sintió gran pasión por la música, tanto que aprendió a tocar la guitarra, llegó a dominar de tal manera el instrumento que compartió escenario con grandes íconos de la escena de la música nacional. 

La vida le cambiaría después de un accidente el cual le hiciera perder los brazos, pero eso no menguó su espíritu y pasión por la música y creó Amor y Rabia, ahora le tocaba tomar las riendas como vocalista de la banda.

“Desde otro ángulo”, su primera producción, recibió el premio a Mejor Debut de Rock Urbano por la revista Nuestro Rock; la banda comenzaba a sonar más y más; su segunda producción, “Un toque de amor”, incursiona en más géneros como el blues, rockabilly.

Le cantaba al amor, a la injusticia, al rock, a la vida, a su gran amor y su compañera de sueños y batallas, Mimí y a su gran anhelo, la Luna.

“Quisiera llegar hasta la Luna y no volver jamás”, dice la letra de “Anhelos” y seguramente ya está ahí, su gran sueño ahora es una realidad, pues Toño ya no abrirá los ojos, ha emprendido el viaje sin retorno.

A los que lo conocimos, a los que tocamos con él, nos deja sus letras, su amor por la música y su rabia por seguir viviendo, y como decía él “ si la vida te pega, que no se vaya limpia, dale también sus buenos ching…”.

Toño deja un legado de un centenar de canciones grabadas, otras que se quedaron en el tintero, una producción discográfica que aún está por promocionarse. El rock no acaba, tal vez Antonio Rodríguez murió, pero “Tony Rocker” vivirá en el alma de sus canciones, en cada músico que cante sus temas, en cada persona que conmovió, a la que ayudó, a los que les tendió la mano, a los que regañó, con los que se peleó, con los que compartió un cigarro en las noches antes de dormir, ellos no dejarán que la música de Tony deje de sonar.

A Toño, mi amigo, mi padrino, hermano de tocadas, de seguro ya rockea en el cielo con los grandes. Descanse en paz.

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