Tres infartos en un mes
Por nueve votos contra uno, la Suprema Corte de Justicia canceló la opción de tirar la reforma energética con una consulta ciudadana.
La noticia del problema cardiaco de Miguel Ángel Mancera, la noche de brujas del viernes, remachó como metáfora punzante el peor mes para la izquierda mexicana, al menos desde los del verano de 2006, tras la imperdonable derrota en las elecciones presidenciales.
No veo el caso al comenzar noviembre de repetir lo contado en octubre, ad náuseam, sobre las vergonzantes revelaciones que fueron surgiendo con la desgracia de Iguala-Ayotzinapa. La justicia, la rendición de cuentas, la autocrítica, el electorado tendrán la última palabra sobre una historia que está dejando marcas de lepra en el PRD y Morena.
Pero octubre fue también el de la consumación de la derrota política más simbólica en mucho tiempo. El PRD y Morena, cada uno por su lado, juraron que impedirían la “entrega del petróleo a la voracidad de los capitales nacionales y extranjeros”. Carecieron de los argumentos para ganar el debate. Fueron arrasados en las votaciones en el Congreso.
Y el jueves 30, por nueve votos contra uno, la Suprema Corte de Justicia canceló la opción de tirar la reforma energética con una consulta ciudadana.
¿Quién se hace cargo de esta derrota? Si nos atenemos al discurso tremendista de la izquierda en el último año, el del petróleo tendría que ser catalogado como su mayor fracaso político contemporáneo.
Lo peor de esta crisis, empero, podría venir en camino. El pronóstico es de terapia intensiva. Ayotzinapa cobrará cuentas todavía. Y la elección federal de junio perfila un voto dividido que difícilmente ubicará al PRD o a Morena por arriba de 12 por ciento de las preferencias. Bien lejos del PRI y el PAN.
Eso, si no hay otro infarto.