Hace apenas unos días, en la ciudad de Mónaco, Amigos de Sian Ka’an y la Red de Turismo Comunitario de la Zona Maya de Quintana Roo, fueron premiados como un modelo de éxito de turismo sustentable y ecoturismo.

Este reconocimiento, llamado Premio al Turismo Sustentable 2016, fue otorgado por la organización Skal International, en el marco de su congreso número 77 en Mónaco, del 29 de octubre al 2 de noviembre de 2016.

El premio fue para Maya Ka’an, un destino de turismo sustentable en la zona centro de Quintana Roo, cuyo proceso inició en 2012 y que fue lanzado en 2014, en el marco del Tianguis Turístico de 2014, que se celebrara en Quintana Roo.

Este premio es importante por dos razones: la primera, porque reconoce un esfuerzo de muchas organizaciones, consultores, personas, funcionarios de tres niveles de gobierno, organizaciones de la sociedad civil y otros, que formaron parte del proceso.

Pero lo más importante es el reconocimiento de este mismo proceso, que creo, es muy importante conocer, reconocer, analizar y replicar, y del cuál me gustaría ahondar en este artículo.

Los motivos para el desarrollo de Maya Ka’an fueron claros, y creo que se repiten en varios destinos del país: el primero, quitar presión a un sitio con una diversidad muy importante, en este caso la Reserva de la Biosfera Sian Ka’an y que empieza a recibir flujos que pueden llegar a alcanzar su capacidad de carga, el segundo, buscar la diversificación de la actividad turística de Quintana Roo. ¿Cuántos estados en el país sufren de los mismo? Yo creo que muchos.

La metodología fue trabajada en conjunto con las comunidades de la zona, después de un análisis profundo de oferta, demanda y factibilidad; conozco pocos proyectos que tengan un diagnóstico como el de Maya Ka’an, y vale la pena reconocer que este primer paso fue fundamental para el desarrollo del proyecto.

Se definió la base conceptual del proyecto, desarrollada por una de las consultoras que más sabe de turismo en Latinoamérica, y que hoy es Secretaria de Turismo de Quintana Roo, Marisol Vanegas; se realizaron lineamientos específicos de sustentabilidad para el destino, desde el punto de vista de desarrollo, como de construcción y operación de empresas; la sustentabilidad no puede solo llegar e “implementarse” mediante un sistema, debe definirse a nivel local para que refleje las necesidades y características de la zona; después, hubo un intenso proceso de capacitación en estos temas.

Se realizó un proceso de marca colectiva para el destino, con una visión global y analizando las tendencias de mercado, pero trabajado también a  nivel local; también desarrollado por una empresa consultora especialista, que en su momento dirigía Lourdes Berho, quien hoy lleva las riendas del Consejo de Promoción Turística de México.

Y menciono estos dos nombres porque pocos destinos pueden preciarse de haber nacido con la conjunción de consultores de muy alto nivel, locales, nacionales e internacionales, pero también porque el hecho que varios consultores de este proyecto estén hoy en puestos de tema de decisiones, debe ser una oportunidad para posicionar el destino.

Maya Ka’an no es un destino consolidado, por supuesto: el posicionamiento y consolidación de un destino puede llevar entre 10 y 15 años, de acuerdo a la experiencia de otros sitios. Pero si sigue siendo un diamante en bruto, que se empezó a pulir, pero que le falta aún trabajo.

Sin embargo hoy, este reconocimiento y visibilidad internacional debería servir para dos cosas: la primera, que otros municipios volteen a ver que se hizo y lo repliquen (en el entendido que por donde se le vea, este tipo de proyectos traen beneficios); y la segunda, para que sea un proyecto adoptado a nivel Estatal, algo que, en la administración anterior, no sucedió por falta de una visión diferente del turismo.

Yo veo a Maya Ka’an siendo parte fundamental de programas de turismo estatal como Viajemos Todos por Quintana Roo, un piloto en el uso de aplicaciones móviles para promover destinos, un referente a la diversificación y la dinamización de la zona centro del estado, y una iniciativa que, de ser impulsada, puede dar muchos más dividendos, no tan solo en premios internacionales, sino en el reconocimiento que el turismo comunitario es viable, y es un motor para la conservación de los recursos y la mejora en la calidad de vida de las comunidades.