Un año de ensueño y sin despeinarse

Yo no olvido al año viejo porque me trajo un Presidente muy bueno. Después de los aburridos años de la oscuridad panista iluminada apenas.

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Abrazos y besos a Gloria y Jairo, mis padres, por sus 50 años de matrimonio donde en vez de celebración parecía mitin

Yo no olvido al año viejo porque me trajo un Presidente muy bueno. Después de los aburridos años de la oscuridad panista iluminada apenas por la Estafa de Luz, el advenimiento del profeta tricolor de las reformas contundentes e inobjetables, la nación no solo cambió los paradigmas políticos, sino también los geográficos.

Así como obró el milagro de la reproducción de Los Chuchos y su conversión al pragmatismo sin marxismo-leninismo, mientras convertía a los panistas en los eunucos del serrallo, consiguió que Ojinaga trocara en Okinawa.

Lo que parecía un país más cansado y desnutrido que el estadio del Cruz Azul en liguilla, se transformó en un espectáculo donde Pemex se hizo mito genial, los impuestos se volvieron panacea y la educación fue pueblo mágico.

Un año de ensueño con los dinosaurios en piel de oveja democrática sacando a México de su zona de confort y moverlo hasta hacer de él un manojo de nervios. Peña nos quitó de encima a la maestra Gordillo quizá solo para que, ante la maravilla del magisterio en éxtasis, comencemos a extrañarla un poco.

Y con una pequeña ayuda de las funestas inercias calderónicas que todo lo que tocaban lo transformaban en rencor social, la presente administración apoyada en la taumaturgia milenaria del PRIcámbrico temprano inventó la piedra filosofal del Pacto por México con el que puso a trabajar a su favor a la oposición más mansa y mensa, para atribuirle sin falsas modestias todos los logros al Calmecac de Atlacomulco.

Hoy el Pacto devino en Pancho y los perredistas, luego de los servicios prestados, armaron un show para dejar el paso libre a la reforma energética tricolor. Otro gran movimiento fue el de arrojarnos una avalancha de reformas estructurales. Y todo bajo el nada neurótico lema Reformas o el Apocalipisis.

No hay tiempo para detenerse a celebrar, afirmó Peña Nieto, pero siempre vale la pena reconocer que los anarquistas ahora son anorcos; que los granaderos se han hecho humanistas; Raúl Salinas y sus alias recuperaron sus pertenencias; El Ponchis y Caro Quintero salieron de la cárcel con el tumbao que tuvo la Cassez al caminar.

Los resentidos sociales no valoran tanta maravilla, aderezada por el épico logro de la calificación de la selección al Mundial con el Piojo en calidad de Niño Fidencio. Y sin despeinarse. 

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