Un día más, un día menos (reflexión)

Andamos por la vida pensando que tenemos todo el tiempo, pero algún día ya no tendremos las mismas condiciones para realizar las cosas. Inexorablemente el tiempo cobrará su factura hasta dejarnos sin “mañana”.

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Algún día el futuro nos alcanzará. Un estudiante de 19 años, que está empezando el semestre, se promete estudiar desde el principio y no dejar todo para unas horas antes de los exámenes. Una mujer de 34 años piensa ser madre, pero ha decidido postergarlo, pues quiere avanzar en su carrera profesional. Un joven ejecutivo acaba de decirle que no  a ese agente de seguros que le ofreció un plan de retiro, en su mente está comprar un flamante auto deportivo. Un servidor público acaba de ser nombrado secretario; es poderoso y piensa en todos los días que tiene por delante para el cumplimiento de sus objetivos.

Años después, el estudiante que está por graduarse no cuenta con las calificaciones para estudiar la maestría en “esa” universidad. La joven profesionista de 42 años piensa en su reloj biológico; quiere ser madre, pero sabe que está finalizando su etapa reproductiva (en los próximos meses su organismo liberará sus últimos óvulos). El ejecutivo ya no tan joven, está a cinco años de retirarse; el auto deportivo ya no lo tiene, tampoco un plan de retiro. El servidor público, hoy, a dos años de concluir su gestión, se da cuenta del poco tiempo que le queda.

Andamos por la vida pensando que tenemos todo el tiempo, pero algún día ya no tendremos las mismas condiciones para realizar las cosas. Inexorablemente el tiempo cobrará su factura hasta dejarnos sin “mañana”.

Conscientes de lo anterior nuestros protagonistas tienen un desenlace alternativo: el joven universitario cumplió su promesa y hoy gracias a su mención honorífica está becado en una de las universidades más prestigiosas del mundo. Ella, a sus 42 años, es mamá de tres; además de ser una profesionista exitosa. El ejecutivo le echó una llamada a ese agente de seguros y hoy va viento en popa para retirarse dignamente a los 65 años. El servidor público que siempre pensaba en un día más, hoy sabe que cada día que pasa es uno menos que tiene para realizar las acciones relevantes de gobierno.

Hoy es un día más, pero también un día menos; que cuente.

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