Un dilema vital
Estamos manipulados biológicamente para comportarnos según lo que nos permita sobrevivir. Y, la reproducción es la número uno en la lista
Un intelectual es alguien que ha encontrado algo más interesante que el sexo.- Edgar Wallace
Estamos manipulados biológicamente para comportarnos según lo que nos permita sobrevivir. Y, como podrán imaginar, la reproducción es la número uno en la lista. La evolución se ha encargado de que el cerebro brinde las más poderosas recompensas: en teoría, no hay nada más placentero que el sexo.
Aquí no hay magia: para evitar el rechazo al sexo, el cerebro libera dopamina, serotonina, noradrenalina y otros neurotransmisores que desembocan en deseo, placer, impulso, etc. Esto provoca que hasta la literatura esté impregnada de pornografía (Cincuenta sombras de Grey).
Entonces, ¿quién puede –y elige– escapar del sexo?
Los asexuales están identificados con genios como Salvador Dalí, Isaac Newton y Franz Kafka o en la ficción de personajes como Sherlock Holmes y Sheldon Cooper, pero no se necesita ser excepcionalmente inteligente para bajar el sexo de tu lista de prioridades.
Además de la falta de interés, hay otras innumerables razones para evitar el sexo: motivos religiosos o culturales, dificultad de obtenerlo, aversión al riesgo de contagio o embarazo, falta de tiempo, etc. Sin embargo, para el economista Steven Landsburg, todas estas personas están provocando que el sexo no sea seguro.
Según él, cuando los conservadores sexuales evitan encuentros íntimos, dejan libre el mercado del sexo a los promiscuos, lo que conlleva a más contagios de sida y otras enfermedades. En su libro “Cuanto más sexo, más seguro” suplica a las personas más precavidas que tengan más sexo y así, cuando alguien salga a buscar un encuentro, tendrá más probabilidades de que sea con alguien seguro.
¿Más sexo…? También lo propondrían quienes combaten la pornografía y la prostitución, pues ambas actividades se ven favorecidas en ciudades donde hay mayor represión al sexo casual.
¿O menos sexo? Maravilloso para las autoridades de salud que tienen que lidiar con los embarazos no deseados.
Tanto si decidieras la abstinencia para evitar distracciones y riesgos, enfocándote así en actividades más productivas, como si optaras por salir a salvar una vida con tu responsable política de preservativos y cuidadosa elección de parejas sexuales… según economistas, en ambos casos le estarías haciendo un favor a la sociedad.