¿Un imperialismo ruso nuevo?

Desde sus épocas como soviéticos, los rusos de alguna manera tenían interés en reforzar su presencia en América.

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El miércoles de esta semana,  Sergei Shoigu, ministro de Defensa de Rusia, anunció la intención de su país de expandir su presencia militar en el mundo a través del establecimiento de bases navales en países como Vietnam, Singapur, las Islas Seychelles, Venezuela, Cuba y Nicaragua; afirmó que ya existen contactos y negociaciones con Venezuela, Nicaragua, Islas Seychelles y Vietnam. Parece ser que la intención de Vladimir Putin es reforzar la presencia global de Rusia y hacer sentir su presencia como potencia mundial; es interesante que China y Rusia no tengan en realidad bases navales que les permitan una presencia mundial notoria.

En los años sesenta, el gobierno de la extinta Unión Soviética estableció en Cuba misiles balísticos nucleares que dieron origen a la llamada Crisis de los Misiles; después de superada la crisis, los rusos mantuvieron su presencia en Cuba pero cerraron sus instalaciones a principios del siglo XXI. De esta manera Rusia había dejado todo el territorio de América sin presencia de alguna de sus bases navales; en realidad, después del colapso de la Unión Soviética, fue cerrando sus bases alrededor del mundo y el mismo Putin cerró la que Rusia tenía en Vietnam. La única base que Rusia mantiene operativa fuera de su territorio es la de Tartus, en Siria, razón por la que el régimen de Bashar al-Assad disfruta del apoyo incondicional de los rusos.

Rusia y Putin en particular acaban de salir no muy bien librados de un intenso conflicto social en Ucrania, donde el presidente Víctor Yanukóvich se opuso a que se firmaran tratados que estrecharían relaciones con la Unión Europea: el hecho de que un país como Ucrania, que comparte frontera con los rusos, se acercara tanto a la Unión Europea causaba resquemores entre los líderes rusos, ya que debilitaba su influencia en el área y fortalecía los intereses de la Unión Europea en zonas de tradicional influencia rusa. Por ello Putin apoyó indudablemente a Yanukóvich, pero la rebelión popular acabó con su gobierno instalando a Arseniy Yatsenyuk, de una tendencia pro Unión Europea.

En julio de 2012 se había mencionado ya la intención del gobierno ruso de establecer bases navales en el extranjero, se habló en ese entonces de Cuba, Vietnam y las Islas Seychelles como los posibles sitios que albergarían a la primera base naval rusa en el extranjero desde la caída del comunismo; sin embargo, esta información fue rápidamente desmentida por las autoridades rusas; el anuncio de esta semana vuelve a mencionar a estos mismos países y le agrega otros más. La presencia de bases navales rusas en América será un tema que causará tensión entre rusos y norteamericanos, sobre todo cuando se mencionan gobiernos que tienen una marcada mala relación con Estados Unidos, como lo son los de Cuba, Venezuela y en menor medida Nicaragua.

Desde sus épocas como soviéticos, los rusos de alguna manera tenían interés en reforzar su presencia en América; sin embargo, durante mucho tiempo Rusia no había hecho nada al respecto, sus acciones se encontraban mayormente orientadas a sus zonas de influencia cercanas, ¿Por qué entonces es en este momento cuando intentan establecer bases en América? Parece ser que se empieza a generar una nueva pequeña Guerra Fría, ya que al perder zonas de influencia cercanas a sus fronteras, los rusos buscan expandir su influencia hacia zonas que tradicionalmente no abarcaban.

Dentro de la lógica de una Guerra Fría, si se pierde una zona de influencia se debe intentar obtener alguna otra zona de influencia a cambio y parece que al sentir que el predominio sobre Ucrania se ha perdido o se está perdiendo, los rusos buscan ampliar sus horizontes expandiendo sus intereses, ya no sólo a regiones cercanas a sus fronteras, sino a muy diversas regiones del mundo.

Existe la posibilidad de que esta nueva política rusa de expansión sea sólo una idea para consumo interno, que en realidad lo que busque Vladimir Putin sea hacerle creer a los rusos que su poder como nación no sólo no se ha debilitado, sino que bajo su liderazgo la influencia de Rusia se extenderá a todo el mundo, ya que, a la luz de los sucesos en Ucrania, Putin necesita convencer a su pueblo de que es el líder que la nación necesita y por eso debe continuar dirigiéndola, no vaya a ser que los rusos comiencen a cuestionar su liderazgo que ha monopolizado el poder en la nación desde hace casi 15 años.

Muy pronto sabremos si en realidad Rusia ha iniciado una nueva política de expansión mundial o esto es una nueva fanfarronada de Putin para mantener seducidos a los electores.

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