Un tesorero inflado e inepto

El frente de un ayuntamiento capitalino sin el mínimo margen de maniobra, pero que no deja de ser un filón de oro para algunos...

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El frente de un ayuntamiento capitalino sin el mínimo margen de maniobra, pero que no deja de ser un filón de oro para algunos, el tesorero César Rey Euán Tun hace honor a su segundo nombre, sintiéndose un reyezuelo que nos distingue con su luminosa presencia, pero con nula capacidad para enderezar la nave encallada.

La administración municipal es un monumento a la ineptitud, pero el tesorero tiene caparazón de tortuga caguama que lo hace inmune a la situación desesperada de cientos de burócratas agraviados y ofendidos hasta el cansancio, como si el objetivo fuese hacerle la vida de cuadritos al PRI en esta elección.

El tesorero tuvo en sus manos el manejo de los 272 millones, adquiridos vía endeudamiento. Pero este recurso fue manejado por el alcalde Carlos Mario Villanueva y su tesorero en forma muy nebulosa, sin resolver la cuestión financiera de fondo. La parálisis del ayuntamiento es tan inaudita, e incluye el congelamiento de las patrullas de la Policía Municipal Preventiva por falta de combustible. Esta situación no debe permitirse en la capital del estado, cuyo zoológico agoniza por la falta de recursos, todo a cuenta de César Rey Euán.

La transparencia y rendición de cuenta son prácticas despreciadas por el tesorero, quien aprovecha el desmantelamiento del cabildo y la indolencia del alcalde para hacer y deshacer a su antojo, provocando que se contemple con añoranza la gestión de Joel Sauri Galué.

Fuerte crisis

Si se trata de acentuar la crisis del ayuntamiento capitalino, el hombre indicado es este tesorero con capacidad de sobra para empeorar el estado de cosas, algo que parecía imposible hace unos meses.

Los contados regidores que no han abandonado sus encomiendas deben pedirle cuentas a este tesorero que maniobra a placer, sin que los millones hayan sido destinados a atenuar los enormes pendientes de un ayuntamiento fulminado por servidores públicos que llegan a servirse con la cuchara grande.

El ayuntamiento de Bacalar debe contemplarse en este espejo, evitando que el caos llegue a estos extremos, con un alcalde capitalino que tiró la toalla desde hace tiempo, permitiendo que peligrosos tesoreros hagan a su antojo, dando con ello el tiro de gracia a esta administración fallida cuyos meses restantes parecen eternos a la población, como si estuviese atrapada en una pesadilla.

Quien gane la presidencia municipal –la rifa del tigre – tendrá que pasar la lupa sobre la gestión del actual tesorero, ya que el caso Tabasco viene a la memoria. Por ello insistimos hasta el cansancio en el tema de la transparencia y la rendición de cuentas, veneno puro para tipos como César Rey Euán, para quien la Tesorería es el mejor negocio.

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