Ayer en la ciudad hubo dos manifestaciones: una de un grupo de maestros que reclamaban la reinstalación de una compañera de base; es decir, peleaban por sus derechos laborales. La otra, de un grupo de la sociedad civil que pide hacer conciencia y decir no a la legalización de la mariguana.

Sin demeritar el accionar de los maestros, considero que fue la segunda acción la que tiene mayor trascendencia, no sólo porque no se lucha por los derechos laborales de una persona, sino porque es un grupo de personas el que pelea por un derecho más amplio, no solo de una persona sino del país: el derecho a la salud.

Da gusto ver que haya un interés de la sociedad por manifestarse cuando así se requiere por algo que vale la pena para más de una o de unas cuantas personas. La pacífica ciudad de Mérida sabe muy bien lo que quiere y es un Yucatán y una ciudad sana.

Da gusto ver una movilización de tal índole y sentido, en especial cuando la gente, por desconocimiento o falta de información cree  esos discursos a favor de la legalización que promete de forma utópica fin a la guerra del crimen organizado y mayor regulación de esa droga. 

Como escuché decir a alguien ayer: los que están a favor deben ser en realidad adictos…