Una nueva misión en turismo

Han sido años de bonanza en la “industria sin chimeneas”, como se le conoce al turismo...

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Han sido años de bonanza en la “industria sin chimeneas”, como se le conoce al turismo, un indiscutible motor de progreso; sobre todo en Quintana Roo, un destino que atrae inversiones, genera empleos y basa su crecimiento económico en esa materia. 

Tal avance se constata en los últimos años, cuando la ocupación se ha mantenido por encima del 80%, con una oferta hotelera superior a las 32 mil habitaciones. Además, pese a las turbulencias de la economía mundial, se pronostica una afluencia de hasta 3% más para el segundo semestre.

Pero hay un momento en que el ritmo sufre caídas por simples razones de operación, lo cual, es posible, ocurra pronto en el estado, considerando el entorno financiero global, la aparición de nuevos competidores, el alza prevista de tarifas hoteleras y otros factores.

¿Qué sigue entonces? Incrementar la derrama económica. La misión es trabajar en la oferta de servicios múltiples y que el turista pueda salir de su hotel a gastar más. Es una labor que le compete a los de restaurantes, plazas comerciales, parques temáticos, tours y otras opciones.

De acuerdo con el Estudio Turista Cancún de la firma Marketing Consultants, desde 2015 ha caído de manera sistemática la derrama generada por cada grupo de turistas, después de un lapso de crecimiento natural tras la recuperación de la crisis económica de 2008-2009.

El dato duro es que, de 2 mil 969 dólares que era el gasto por grupo (2.7 personas) en el primer trimestre de 2015, fue de 2 mil 382 dólares en el segundo trimestre de 2016, lo cual representa una contracción del 24.6%. El gasto en los servicios adquiridos también bajó en dicho período, de 448 a 353 dólares. Sólo comparado con los peores meses de 2008, de los más amargos en la memoria colectiva.

Aun así las perspectivas son positivas. El gobernador Roberto Borge declaró que la recién concluida temporada de “summer break” arrojó números favorables: 40 mil turistas en Cancún (11.9% más respecto de 2015), quienes dejaron una derrama de 41 millones de dólares, también por arriba de la captada el año pasado. 

Un panorama similar percibe el presidente municipal de Benito Juárez, Paul Carrillo de Cáceres, quien afirma que su administración se prepara para recibir a más veraneantes que en 2015, para lo cual instruyó redoblar la limpieza en balnearios, acelerar el mantenimiento de arenales, mejorar la disposición de botes para basura y garantizar la seguridad. 

La visión optimista del cancunense concuerda con la de autoridades de Playa del Carmen, Tulum, Cozumel y Chetumal, aunque en Cancún, “la joya de la corona turística”, persiste un compromiso adicional por las distinciones recientes asociadas al sector. 

Hay algo más que podría responder en principio a esa baja en la derrama, aun cuando se hable de aumento en la afluencia. El mismo estudio citado destaca que “desde hace cinco años ha venido creciendo el turismo de bajo ingreso en detrimento del turista de alto nivel”, esto según sus encuestas, cuya medición se concentra en el perfil socio demográfico.

Dicho temor incipiente es confirmado desde la Secretaría estatal de Turismo: en los primeros cinco meses Quintana Roo recibió más de 6.4 millones de turistas, los cuales dejaron una derrama de más de 3 mil 725 millones de dólares, cifra inferior a las observadas en el mismo lapso de 2015.

La solución no pasa solamente por las alianzas multilaterales entre los tour operadores, ni en garantizar más seguridad, ni en el rescate de playas, ni en modificar los esquemas del “all inclusive”. Debe repensarse pronto cómo provocar el gasto sin bajar la calidad y buscando el beneficio para todos. Los planes deben ser a largo plazo.

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