Una señal esperanzadora

Propongo que la Suprema Corte sea del estado de derecho, hasta que la justicia salga del clóset.

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Cuando se aduce al estado de derecho es porque la justicia ha sido relegada, pues aquel es como una puerta abierta a la impunidad, a la burla o cuando menos al cinismo, porque parece haber sido diseñado para evadir legalmente a la justicia; cuando el estado de derecho es aplicado con verdaderos valores morales,  entonces es un medio para la justicia. 

Hay algunos recientes botones de muestra: la hija del titular de la Profeco que con sus influyentes relaciones cierra prepotentemente un restaurante y su padre con mucha “hombría” dice que  él nada tuvo que ver y la Secretaría de la Función Pública expresa que no halló  ningún elemento que vulnerara el estado de derecho, pero el presidente escucha las voces de los medios y redes digitales que reclaman una conducta moral, no sólo legal, y lo remueve del cargo; esta decisión del presidente fue  bien recibida, pues respondió a un reclamo social.

Otro ilustrativo caso es el del funcionario en retiro que fue demandado por la madre de sus dos hijos al incumplir con la pensión alimenticia; y cuando la juez determina que debería otorgar el 35% de su salario, acusa a su demandante por abuso de confianza al poner a su nombre la casa que le había dado a sus hijos, remitiéndola a la cárcel de inmediato  y permaneciendo ahí desde hace un año. Los medios de comunicación dan cuenta de los detalles del caso y las redes digitales hacen lo propio, obligando al anciano funcionario, que es nada menos el ex presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a disculparse públicamente y  a comprometerse a enmendar su conducta para que esté apegada al estado de derecho;  nuevamente los medios y redes digitales hacen su parte.

Otro caso: joven golpeador que agredió a su ex novia mientras dormía la joven, quien decide no demandarlo por tratarse del nieto del procurador de Justicia federal, haciéndolo público sólo por las redes digitales con la consiguiente indignación  y  el inmediato deslinde del abuelo, quizá  más para no correr la misma suerte que el de la Profeco que para facilitar la justicia. El caso no trascendió más pues el padre de la agraviada es el director del Cisen y se pudo arreglar “en lo oscurito”.

El estado de derecho al que se atienen  políticos y encargados de la justicia es una manifestación de la madurez moral de la sociedad, que por desinformación, apatía o cobardía no encuentra los cauces para acotar el mal uso de este poder, por eso los medios alternativos de comunicación tienen un prometedor potencial para la transformación del país, como una vía de expresión de las exigencias de la sociedad -dejando obsoleto al referéndum-. Cuando menos el presidente ha enviado una esperanzadora señal al ser su interlocutor.

PD: Propongo que la Suprema Corte sea del estado de derecho, hasta que la justicia salga del clóset.

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