En este mes de septiembre se celebra el 75 aniversario de la fundación del PAN. Institución política que surgió en 1939 cuando la moda cultural y política eran los totalitarismos. Y a contracorriente de esa moda el PAN surgió hablando de democracia, libertad, derechos humanos, estado de derecho, etc. Conceptos que en ese entonces le valieron burlas y no pocos golpes, pero que gracias a su tenacidad empezaron a ser una realidad.

Los panistas no fueron los únicos en abanderar estas causas, pero sí de los principales. Hombres que, a pesar de sus defectos, llevaron lo mejor de sus virtudes a la vida pública. Pero no sólo hombres, sino también grandes mujeres. 

20 mujeres participaron activamente en la asamblea fundacional del PAN e incluso dos de ellas –Ana Salado y Amelia Sodi Payares– participaron en su Comisión de Doctrina.

De hecho, pronto las mujeres fueron integrantes del Consejo Nacional de la institución. La primera consejera nacional yucateca fue doña Manuela Casares de Robleda, a quien siguió su hija –esa excepcional mujer– Carmen Robleda de Solís Aznar y en los años 70’s la C. Silvia Cáceres Piña.

No fue entonces casualidad que el PAN desde 1946 haya exigido el voto a la mujer, pidiendo su fundador, don Manuel Gómez Morín, que llevaran a la vida pública “el inmenso caudal de sus virtudes, su entereza ejemplar, su inteligencia, su intuición, su amor a la Patria… y considerar a ésta como un nuevo hijo que les acaba de nacer”.

No es casual tampoco que alcaldes y alcaldesas panistas en Yucatán hayan dado y sigan dando ejemplo de buen gobierno. 

En este momento de tantas complicaciones es indispensable que las mujeres y los hombres panistas revitalicen valores y tradición. Urgente cuando la impunidad ante la corrupción sigue siendo el sello de los que se dicen “nuevos” gobiernos estatal y federal.