Una visión

En muchos lugares, principalmente en Europa, tristemente no en nuestro Latinoamérica, la cultura del “easy music” es lo que manda, y la costumbrista “quiero gratis” es un modo de vida.

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Tuve la visión… de un lugar y un tiempo, donde desde que naces, la estimulación y el aprendizaje son a base de música… igual para todos.

Donde a los niños, igual que un pizarrón, en cada aula existiera un piano o por costos un sintetizador con todos los instrumentos de preset incluidos… y durante una hora al día, escuchen algún virtuoso ejecutar desde temas clásicos, hasta de otras culturas y tiempos.

Para al llegar a su juventud, sean ellos los que elijan en base a la cultura universal que ya en su desarrollo se les inculque, y no sólo lo que les obligan terceros del ambiente popular.

Donde les impartan la cultura del respeto al exponente, el buen hábito de pagar por un producto artístico, igual que se paga por una golosina… con el valor de su buen criterio de que hasta lo intangible… tiene precio, y no por llenar bolsillos de los que arte ejecutan, si no para enaltecer con recursos a los que pintan, esculpen e interpretan música… igual que al carpintero se le paga por su trabajo, pues necesita herramientas y madera para tallar, igual que al granjero que necesita recurso para su tierra arar, igual que al arquitecto que diseña, lo que va a edificar… igual que al médico, que se quemó las pestañas para su conocimiento ejercer  y a los humanos curar… igual.

Un lugar donde tuviera el mismo costo de entrada una estrella internacional que un artista local, con el mismo equipo, el mismo escenario, los mismos recursos, para que con ese respaldo, tanto el internacional como el local tuvieran la misma oportunidad y estuviera balanceada la ejecución artística y cada uno demostrara su talento sin carecer y así, entregarle al público verdadero talento… en el mismo marco, y a su vez, el respetable le de valor a lo que pagó.

Donde se pueda decir que todos somos profetas en nuestra tierra, y todos tengamos la misma oportunidad de crecer como seres humanos y desarrollar los talentos, sin enriquecimiento de terceros.

Pues, si desde pequeños se les inculca el valor a los niños, al crecer nunca dirían, “no pagaré por ver al local”…

Ese lugar es posible, porque existe… y en muchos lugares, principalmente en Europa, tristemente no en nuestro Latinoamérica, donde la cultura del “easy music” es lo que manda, y la costumbrista “quiero gratis” es un modo de vida. 

Aún no entiendo cómo llegan a la taquilla del local y costando el boleto 25 pesos, te dicen, somos 7 y traemos $40, pero cuando llega el “internacional” los ves pagando miles de pesos por disfrutar “Desde Gayola”.

Seguiré luchando por ese lugar, seguro algún día lo viviremos… Groove on!

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