Universidad ¿Autónoma?

México se ha vuelto un país cada vez más irreal; justo cuando creemos que las cosas no pueden empeorar, sale algo nuevo...

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México se ha vuelto un país cada vez más irreal; justo cuando creemos que las cosas no pueden empeorar, sale algo nuevo que nos hace pensar que el camino que estamos siguiendo tiene errores que debemos corregir a la brevedad. Y para esto Yucatán no es la excepción; sin embargo, aquí preferimos mirar hacia otro lado que hacer o decir algo que vaya contra este sistema impositivo y menos transparente ante nosotros los ciudadanos.

Ante eso deberíamos ver acciones y posturas precisas de aquellos que se encuentran más cercanos a la academia, la justicia social y la verdad, y esa posición la había tomado por muchos años la Universidad Autónoma de Yucatán; en las últimas administraciones, se ha hecho evidente la neutralidad en sus posturas; empero esta administración ha ido más lejos al posicionar un apoyo total y contundente al Gobierno del Estado en muchos temas polémicos, pero principalmente en el caso Uber, el cual reiteradamente no ha querido apegarse a la nueva normativa que el gobierno ha impuesto. Lo anterior no es debatible, la ley es la ley, sin embargo, lo que no es correcto es la forma en que ejercen el poder para hacerla válida. Son públicos los videos donde las autoridades viales utilizan un exceso de fuerza para detener a los que consideran los mayores delincuentes de la ciudad.

Personalmente me gustaría que, con ese mismo entusiasmo y valor, atraparan a los cientos de verdaderos delincuentes, ladrones de casas habitación, culpables de extorsión y robo de vehículos que ocurren de manera diaria en la ciudad, pero ahí la ley ni se cumple, ni se lee, ni se ve; no por nada Yucatán ocupa uno de los primeros lugares en los índices de impunidad.

No obstante, al rector de la UADY le pareció muy buena idea tener una postura en apoyo al Gobierno de Yucatán sin una crítica al mismo, empero sí criticó a los ciudadanos que se encuentran inscritos en esa plataforma. Lo que vemos no es una universidad cada vez menos autónoma, sino un rector al que desde el primer momento le ha quedado el puesto muy grande, con capacidad política limitada y con una meta más económica que social. Por lo que la recomendación sería que comience a trabajar más en casa y deje de ser una extensión del statu quo. Y más cuando vemos publicidad como la circulante esta semana por la Filey, donde a algunos les pareció adecuado incluir un flyer publicitario en que se promociona la violencia contra la mujer: “Castígame, pero déjame leer”, decía y en un Yucatán con un número creciente de feminicidios, este acto debería ser castigado con algunos puestos dentro de la universidad; de no ser así la UADY caería un peldaño más en la escalera de la desconfianza pública.

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