Uso y abuso del patrimonio

¿Qué imagen se habrá llevado de Chichén Itzá el presidente chino, también heredero de una cultura milenaria?

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En la semana pasada tuvimos la visita de los presidentes de China y de México en  Chichén Itzá; los encargados de la logística modificaban rutas y propuestas y al final se manifestó que la visita sería discreta y que no ameritaba el cierre de la zona arqueológica. Aun al filo de la medianoche, los trabajadores seguían colocando tarimas, instalando la infraestructura de apoyo, pero  fuera de los acuerdos, inesperadamente se integran otros servicios no necesarios y fuera de contexto. 

Si partimos del hecho de que Chichén Itzá es una zona arqueológica declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y que el Castillo fue designado  una de las Siete Nuevas Maravillas del mundo moderno, y que la zona arqueológica es parte de una herencia cultural que nos legaron los mayas antiguos, entonces debemos preguntarnos qué pasa cuando se realizan estos actos o cuando algunos funcionarios buscan recovecos en la ley para concretar eventos como los conciertos en las zonas arqueológicas e instalar servicios que manifiestan el uso  de las zonas arqueológicas como un simple escenario. 

No estoy en contra de los conciertos, ni de las manifestaciones del arte y del folclor. Pero sí creo que deben representarse en su contexto, para no dar a la juventud y a la niñez una lectura errada del arte y del patrimonio.

Colocaron cuatro estaciones de agua y refrescos con cubiertas de palma en el trayecto de los presidentes. Se instalaron baños para los presidentes, además, una decena de otros baños móviles  en el recorrido, pero no tenían ninguna utilidad. También se instalaron otras estaciones: con niños que interpretaron cantos en maya, un grupo de música prehispánica, j’menoob, los jugadores de pelota.

La primera impresión que sentí fue un impacto visual con escenarios que no debían de estar en donde estaban. Y como diría cualquier yucateco: achocaron todo lo que se pudo en la trayectoria del presidente chino. 

¿Será que los encargados de integrar al grupo de 300 artistas se desentendieron de lo que representa este patrimonio y lo usaron como mero escenario? ¿Qué imagen se habrá llevado el presidente chino, también heredero de una cultura milenaria? ¿Será que así arman los escenarios en su patrimonio cuando tienen visitas de estado? 

Tenemos que seguir la iniciativa de fortalecer el apoyo a los maestros y a los estudiantes para que revaloren su patrimonio, conozcan su historia y garantizar que va a ser un legado para las futuras generaciones y que la asuman como propia. En todos los niveles tenemos una gran tarea.

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