Vamos por buen camino

Un buen avance sería que los potenciales inversores perciban que México es un terreno fértil para hacer buenos negocios.

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Tienen razón los que piensan que al gobierno de Enrique Peña Nieto aún le falta dar buenos resultados: que la economía familiar mejore,  que se pueda abatir el desempleo, que disminuya el sector informal de la economía y que se encuentre pronta solución a los problemas de seguridad en las regiones del país que los sufren. Sin embargo, también es cierto que exigir tal eficiencia en el primer año de gobierno resulta, a mi juicio, un tanto desproporcionado.

Hay, no obstante, claros síntomas de que, en busca de atraer e incrementar la inversión extranjera en el país, se está haciendo todo lo que marca el librito; lo que aconsejan los expertos. Un buen avance sería que los potenciales inversores perciban que México es un terreno fértil para hacer buenos negocios, en el buen sentido de la palabra.

Por ello, el hecho de que el presidente salga en la portada de la edición internacional de la revista “Time” representa una buena noticia, sobre todo si consideramos que la orientación editorial de la publicación reproduce generalmente los puntos de vista de los que tienen capacidad para establecer empresas a nivel global. Que se den buenas opiniones sobre nuestro país, el primer mandatario, nuestros legisladores y demás funcionarios en la prensa internacional, cuando con anterioridad sólo se hablaba de cuestiones negativas, es una buena señal de que se están haciendo bien las cosas.

Claro, se aplauden las modificaciones importantes a nuestra Constitución para facilitar y dar seguridad a la inversión extranjera, pero hace falta detallar las leyes reglamentarias que hagan posible que las grandes expectativas se conviertan en realidad y que ello se traduzca en la creación de fuentes de empleo y el mejoramiento del ingreso de los trabajadores.

El plan (de desarrollo) es de largo plazo, afirmó Peña Nieto en la entrevista que se publica. No obstante sus resultados, medibles en relación con el crecimiento del mercado interno, deberán percibirse en los próximos años, o corre el riesgo de quedar trunco. Aunque hoy día todo indica que vamos por buen camino.

Difícil de creer.- Que el regreso del ex presidente Felipe Calderón y el “relanzamiento” de su fundación no tienen como objetivo reagrupar a sus fuerzas para buscar la presidencia de su partido, como expuso en una entrevista con López Dóriga. Lo triste del caso, para él,  es que si no pudo imponer a su delfín Cordero como candidato a la Presidencia, cuando estaba en la plenitud del poder, tampoco podrá hacerlo presidente del PAN. No es sólo cuestión de querer.

Soy ferroviario.- Después de insistir en la pulcritud de las licitaciones para adjudicar por 50 años el transporte ferroviario y en que no debe haber modificaciones para estimular la competencia y la inversión en ese sector, el honestísimo y transparente ex presidente Ernesto Zedillo nos salió ferrocarrilero. Pero no crea que la típica cachucha se la puso por el trabajo rudo que realizan los obreros del riel, sino por el alto puesto directivo que ocupa en la empresa beneficiada. No hay duda que quiere completar el estribillo: tengo mi tren.

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