Veinte años de U yits ka’an

En este lugar se han formado a generaciones de campesinos que continúan con esta forma de producción tradicional, logrando productos orgánicos y aprenden a cuidar a la madre tierra y de obtener de ella su sustento diario.

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La escuela de agricultura ecológica de Maní cumplió ayer veinte años de existencia, han sido veinte años de una labor ejemplar que ha estado a cargo de los sacerdotes Atilano Ceballos L. y Raúl  Lugo R., entre los principales fundadores.

Son veinte años de trabajo continuo, de gestión, de capacitación, de integrar programas y de acercarse a las comunidades para establecer un vínculo con los campesinos, con el propósito de recuperar las tradiciones agrícolas que sean más amigables con el medio ambiente. 

A través de veinte años, han formado a generaciones de campesinos que continúan con  esta forma de producción tradicional, logrando productos orgánicos y, además, han integrado a otros campesinos y jóvenes con la capacidad de cuidar a la madre tierra y de obtener de ella su sustento diario.

Entre los capacitados se ha generado una cadena de interesados que se han sumado a esta forma de pensar, a esta forma de proceder, de participar en los Encuentros Ecuménicos de Teología India Mayense. 

La labor de este grupo encabezado por los dos sacerdotes propició la formación de subsedes que se han establecido en los poblados de Mama, Peto, Yokdzonot,  Hunucmá, Mayapán, Chunhuhub,  San Simón, Maní y Valladolid.

Entre otras actividades que se realizan en estas subsedes se han enfocado a la conservación de las milpas, la producción de yuca, trabajos encaminados a la producción de miel con las abejas nativas, así como a recuperar la ritualidad que se asocia a la producción y a la solicitud de la benevolencia de los dioses para que propicien una buena producción a partir de las invocaciones, ofrendas y un serio compromiso con la madre tierra y con los cuidadores de ella.  

Hoy, U yits Ka’an  goza de un prestigio tanto nacional como internacional y ha establecido convenios de colaboración y capacitación con universidades extranjeras, propiciando intercambios, al mismo tiempo que difunden las técnicas agrícolas de origen prehispánico, incluyendo su filosofía y el rescate de la tradición oral, que es otra de las labores que forman parte del quehacer, cotidiano de la escuela. 

Enhorabuena por los veinte años y felicidades  a los dos sacerdotes que encabezan esta honorable tarea.

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