El Partido Acción Nacional tuvo su consejo este fin de semana. Era esperado por los analistas, comunicadores, parte del público y -por supuesto- los que refrendaron su militancia a esta institución.

Así como levantó expectativas, también es cierto que se anticipaba que el contenido del documento que se presentaría a manera de informe de lo sucedido durante el año pasado y -de manera destacada- en el proceso electoral federal, apuntaría hacia al exterior del partido en la búsqueda de causas de la debacle electoral que puso al PAN como tercera fuerza política en el país.

No hubo sorpresas. En boca del presidente Gustavo Madero se fincaron culpabilidades y responsabilidades -sin faltarle razón- en la “inequidad” de la competencia, el “rebase” de los topes para los gastos de campaña y a “poderes fácticos” que se coludieron para que se diera el resultado avalado por el IFE.

En este listado de factores exógenos e incontrolables, no faltó la labor de “algunos” comunicadores y el uso de “algunas encuestas” que fueron empleadas como propaganda electoral. En fin, para que Peña Nieto ganara, se conjugaron todas las maldades necesarias sin las cuales eso no hubiera sido posible.

No dudo -ni tantito- que todas estas circunstancias debieran superarse para arribar a una democracia sin mácula, como tampoco que a pesar de estos y otros defectos de nuestro sistema electoral se han obtenido triunfos en el pasado, como las victorias que llevaron a Los Pinos a Vicente Fox y a Felipe Calderón.

Entiendo que es más cómodo encontrar los males afuera que reconocer yerros propios   o señalar las irregularidades cometidas por dirigentes o militantes, pero sin ver para adentro no se corregirán las más importantes causas de las derrotas.