Viaje a la incongruencia
Surgen proyectos que empiezan a realizarse y, en determinado momento, todos concuerdan el fracaso, pero nadie se atreve a decirlo.
El 100% de los miembros de un grupo puede estar de acuerdo con algo y, aun así, hacer todo lo contrario. Los humanos somos, probablemente, la única especie capaz de experimentar esta falta de asertividad que Jerry B. Harvey denominó la "Paradoja de Abilene". Aquí un extracto de su libro:
Una calurosa tarde en Coleman, Texas, una familia está jugando al dominó cómodamente en la terraza, hasta que el suegro propone hacer un viaje a Abilene, una ciudad situada a 80 km. La mujer dice: "Suena como una gran idea". El marido, pese a tener reservas porque el viaje sería caluroso y largo, pensando que sus preferencias no comulgan con las del resto del grupo, dice: "A mí me parece bien. Sólo espero que tu mamá tenga ganas de ir". La suegra después dice: "Por supuesto que quiero ir. Hace mucho que no voy a Abilene".
El viaje es caluroso, polvoriento y largo. Cuando llegan a una cafetería, la comida es mala y vuelven agotados después de cuatro horas.
Uno de ellos, con mala intención, dice: "¿Fue un gran viaje, no?". La suegra responde que, de hecho, hubiera preferido quedarse en casa, pero decidió seguirlos sólo porque los otros tres estaban muy entusiasmados. El marido dice: "No me sorprende. Sólo fui para satisfacer al resto de ustedes". La mujer dice: "Sólo fui para que estuviesen felices. Tendría que estar loca para desear salir con el calor que hace". El suegro después comenta que lo había sugerido únicamente porque pensó que los demás estaban aburridos.
El grupo se queda perplejo por haber decidido hacer en común un viaje que nadie de ellos quería…
En el gobierno o las empresas surgen proyectos que empiezan a realizarse y, en determinado momento, todos concuerdan en que están condenados al fracaso, pero nadie se atreve a decirlo. A veces por temor a ser despedido: ¿quién se atrevería a ser el primero en sugerir el abandono de la "gran idea"?
Hay parejas que se han arrepentido de casarse y, aunque los dos desean separarse, no son capaces de expresarlo… “¿Cómo le digo si ya le acepté el anillo?”, “No voy a encontrar a nadie más”, “Le va a dar un infarto a mi madre si cancelamos la boda”.
De alguna forma, la falta de asertividad siempre será peor: cancelar la boda versus años de un matrimonio indeseable, enfrentar al director versus pérdidas financieras, ser congruente o viajar a Abilene...