Vicisitudes partidistas

A partir de los problemas de salud de AMLO las organizaciones y partidos de izquierda han quedado en una situación de completa indefensión.

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Izquierda difusa.- Es a partir de su posición irreductible ante la Reforma Energética que la representación de la izquierda partidista, al asumir actitudes radicales y estrategias de choque apartadas completamente de las prácticas democráticas, se ha ido desdibujando perdiendo apoyo entre los sectores progresistas, no fanáticos, que le daban soporte tanto intelectual como popular.

Sin embargo, contradictoriamente, a partir de los problemas de salud de AMLO que a través de MORENA ha sido quien ha asumido la posición más extrema, las organizaciones y partidos de izquierda han quedado en una situación de completa indefensión.

Tal parece que ante su histórica tendencia a la escisión, por la multiplicidad de caudillos y corrientes, la izquierda mexicana requiere de un liderazgo fuerte, capaz de imponerse, pero el problema es que no ha surgido una personalidad capaz de sustituir a AMLO para esos menesteres, toda vez que ni siquiera la opción para reciclar a Cárdenas ha dado buen resultado.  

Candidato de la división.-  No deja de ser interesante la oferta del senador Cordero para desplazar a Madero de la dirección nacional del PAN y poder alcanzar su meta de obtener la presidencia de su partido, pues pone énfasis en la necesidad de expulsar de ese instituto político a sus enemigos internos, es decir a los que conforman las corrientes no calderonistas.

Si bien es cierto que con ello no hace más que dar continuidad a la “estrategia” que Felipe Calderón siguió durante su sexenio, de reprimir a todos los que no piensen como él, o que estaban en desacuerdo con su manera de gobernar, lo más probable es que no pueda ganar un candidato que en vez de trabajar por la unión al interior de su partido amenaza con “depurar” a los disidentes; pero si gana peor para el PAN pues para cumplir su oferta tiene que reducir a la mitad la membresía de su partido, aunque ello pueda ser congruente con el concepto de partido elitista propio de la derecha radical.

El “inconsciente colectivo” del alcalde.- Grave debe ser la preocupación del alcalde de Mérida, Renán Barrera sobre la calificación que su gobierno merece  cuando tiene que recurrir a explicaciones sobre la reacción sicológica de la gente para justificar su primer año de gobierno, sobre todo cuando no se detiene hasta ofrecernos descubrimientos personalísimos en la materia, como el novísimo concepto de “inconsciente colectivo” que, según él, es el que le agradece la decisión “valiente” que tomó de sacar al Carnaval del Paseo Montejo.

Independientemente de lo que pueda colegir de sus próximas elucubraciones sobre el “subconsciente colectivo”, resulta sintomático que le haya restado importancia a las obras públicas que más ha publicitado (la sustitución de luminarias) o las que más inversión han requerido (el asfaltado parcial de la calle 60). Sintomático de que es consciente que no le han salido muy bien.

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